El experto advierte de que un error muy común es comenzar a hacer ejercicio con una intensidad excesiva, superior a nuestra capacidad, queriendo recuperar el tiempo perdido. "Es un riesgo ya que expones al cuerpo a un estrés que suele redundar en lesiones. Tanto el cuerpo como la mente necesitan un periodo de adaptación en donde los pasitos cortos", cuenta. Recomienda un programa lo más personalizado posible, acudir a un profesional de la actividad física para un estudio previo en profundidad, tanto de carácter físico como de estilo de vida, alimentación, posibles patologías, costumbres, etc. "Cualquier detalle puede ser relevante para ayudar a crear ese hábito tan necesario, lo ideal es marcar un objetivo alcanzable y medible, como punto de partida y poder valorar posteriormente las potenciales mejoras".
Para diseñar una buena rutina de entrenamiento, explica, hay que detectar y activar previamente los puntos débiles del sistema muscular, a través de técnicas de activación muscular con un conjunto de test específicos que nos permiten chequear el sistema neuromuscular, evaluar la conexión con el sistema nervioso y el funcionamiento de cada uno de los músculos, así como corregir las inhibiciones (músculos que no se contraen adecuadamente cuando tienen que hacerlo).
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