Cuando nos referimos al bronceado conviene llamar a las cosas por su nombre. La piel es un órgano, el más extenso de nuestro cuerpo, pues recubre todo nuestro organismo, y cuando está muy moreno, se puede decir que lo hemos tostado. Podríamos decir que de la misma forma que si pusiéramos nuestro corazón o los pulmones bajo un grill. Cierto es que la piel está preparada para recibir las inclemencias térmicas y ultravioletas, pero no por ello debemos abusar.