La depresión implica una dinámica que cuesta enormemente reconducir. Si estás inmersa en ella es muy probable que estés cansada de escuchar frases del tipo “Pero anímate, no ves que todo va bien…” o “¿Por qué no cambias tu forma de pensar y disfrutas?”. Pero no es tan fácil. De hecho, una vez que estamos inmersos en una depresión solo vemos el largo camino que tenemos por delante, confuso e intrincado, como si fuera un laberinto que nos mantiene ocultos contra nuestra voluntad.