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Cambiar de casa suele ser una de los motivos más habituales para sentir estrés. Sin embargo, cuando cambiamos de país los síntomas se agudizan porque, aunque generalmente es una decisión voluntaria y buscada, eso no evita que haya momentos de flaqueza en los que dudemos de si estamos haciendo lo correcto y de si seremos capaces de adaptarnos.

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