El poder de la mente para modificar la realidad es tal, que es incluso capaz de hacer que una mujer embarazada no sea consciente de su estado de gestación y que, por lo tanto, no lo asuma. Suelen padecerlo mujeres muy jóvenes durante el embarazo de su primer hijo, aunque es una patología sobre la que aún se sabe poco a día de hoy. De hecho, pesa sobre ella cierta mala fama, porque para muchas personas resulta una situación inverosímil.