El estrés es un enemigo de nuestro bienestar, y repercute de manera directa en nuestra salud. Cuando se instala en nuestra vida, el estrés ataca a nuestro sistema digestivo haciéndole liberar cortisol y catecolaminas, unas hormonas que, cuando se producen en exceso, afectan al proceso digestivo. Por eso, cuando atravesamos una época de estrés, son más frecuentes las digestiones pesadas, los dolores abdominales, las flatulencias o los retortijones.