El placebo tiene mala prensa, pero es un efecto psicológico probado. Si un paciente cree estar recibiendo un tratamiento y pone en él sus esperanzas, es posible que la percepción de los síntomas de su enfermedad se atenúen y sienta que está mejorando y curándose. El placebo no consigue hacer retroceder una enfermedad, pero en ocasiones sí puede paliar sus síntomas mediante este mecanismo psicológico de sugestión.