Muchos nos preguntamos si la generosidad y la solidaridad es un rasgo de la personalidad con el que nacemos o que trabajamos mientras crecemos. La ciencia parece tener la respuesta
La generosidad, como cualquier virtud, se puede trabajar. Simplemente con pensar en qué es lo que nos gustaría que nos hicieran a nosotros podemos lograr, poco a poco, ser personas más solidarias y felices.