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plato de comida que llevarnos a la boca. Es así, toda esa comida a nuestra disposición ejerce un poder de atracción sobre nosotros que resulta muy difícil de controlar. Y el caso es que antes de darnos un atracón probando todo lo que ofrecen las mesas ya sabemos que cuanto más comamos, peor nos sentiremos después en todos los sentidos. Pero ir a un buffet libre no tiene por qué arruinar tu digestión ni saturar de grasa tus arterias si pones de tu parte.

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