Si eres una mujer multitasking, parecerá que puedes controlarlo todo, ya que manejas con fluidez tus distintos roles: en el trabajo, con tu pareja y con tus hijos. Eres la primera persona que se levanta en casa y la última que se acuesta, porque estás pendiente de todos y de todos los detalles. Tienes un nivel de exigencia tan alto contigo misma que asumes la mayor responsabilidad del hogar. Todas estas capacidades pueden hacerte parecer muy eficaz, pero tienen tantas ventajas como inconvenientes.