La razón de los miedos de Kendall Jenner: un trastorno obsesivo compulsivo
La famosa miembro del clan Kardashian, Kendall Jenner, sufre un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), una enfermedad que se manifiesta en miedos y conductas repetitivas. La buena noticia es que con un tratamiento adecuado los pacientes, como ella, pueden vivir una vida normal.
Desde hace unos días, la famosa miembro de los Kardashian, Kendall Jenner, vuelve a ser el centro de atención. Comenzó siendo el foco de las miradas por su presencia en los Globos de Oro con su broté de acné. Ahora, la modelo ha confesado (en una entrevista realizada por su gran amiga Cara Delevigne para la versión americana de Harper's Bazaar) que sufre un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), un problema que condiciona su vida. Incluso, ha reconocido que se despierta por las noches con ataques de pánico. Pero con tratamiento y el apoyo de su familia puede seguir disfrutando de su vida y de su carrera con normalidad.
¿Qué es el trastorno obsesivo compulsivo?
Es un problema neurológico que suele manifiestarse en la infancia o la adolescencia. Su causa es desconocida aunque se sospecha que tiene un fuerte componente hereditario. Los abusos físicos y sexuales parecen aumentar el riesgo de sufrirlo. Está caracterizado por pensamientos, ideas, sensaciones o conductas obsesivas y recurrentes que generan ansiedad, inseguridad, temor, fobias o aprensión. Las personas con TOC tienen rituales o comportamientos (compulsiones) repetitivas para intentar mantener controlado todo aquello que les atormenta.
"El TOC es una enfermedad que se engloba dentro de los grupo trastornos obsesivos", explica el psiquiatra Eduard Vieta, jefe de Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clinic de Barcelona. Está clasificada por la Organización Mundial por la Salud como una de las 20 enfermedades más discapacitantes y genera mucha angustia a quienes lo padecen.
Síntomas del TOC
Las personas que lo sufren pueden manifestarlo de forma muy heterogénea. "Pueden estar obsesionados con la contaminación por microorganismos que les enfermen y la higiene; con el orden y la simetría; tienen fobias; acumulan objetos; suelen tener tendencia a somatizar y a ser hipocondríacos; también experimentan pensamientos desagradables o supersticiosos que no cesan si no realizan un comportamiento repetitivo (por ejemplo, santiguarse); comprueban varias veces si han cerrado con llave o tienen que volver a casa para verificar que han desenchufado la plancha", añade el profesor Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española del Estudio de la Ansiedad y el Estrés.
Por otro lado, tener TOC, al igual que cualquier otro trastorno mental, "predispone a padecer otros problemas y al abuso de sustancias, pero depende de cada paciente que esto ocurra. También es un factor de riesgo para discriminaciones y maltrato", advierte el doctor Vieta.
¿Cómo debe tratarse?
"Existen varias maneras de abordarlo y depende de la gravedad, pero también del patrón de los síntomas. Por ejemplo, la psicoterapia es más eficaz en las compulsiones, es decir, en las conductas para evitar los pensamientos, pero es menos útil en las obsesiones. En cambio, la medicación puede ayudar a tratar éstas últimas. Por tanto, es necesario realizar un buen diagnóstico para encontrar el tratamiento más oportuno", señala Vieta.
También es muy importante intentar normalizar la vida pero de la mano de un especialista en psicología o psiquiatría. "Tanto el paciente como quienes conviven con él o ella necesitan información y apoyo profesional ya que si se intentan modificar ciertas conductas de forma “casera” o “intuitiva” sólo se consigue frustración y culpabilización", advierte el especialista del Hospital Clínic. Los profesionales disponen de herramientas (medicamentos y terapias, fundamentalmente) que permiten, en la mayor parte de los casos, mejorar sustancialmente los rituales y las obsesiones que padecen estos pacientes. Por tanto, "la ayuda profesional directa, la información y el apoyo son clave para que las personas que padecen un TOC puedan hacer vida normal", concluye el psiquiatra.