Tener mascota conlleva una gran responsabilidad, aunque no todas demandan las mismas atenciones. En el caso de los perros, tener tiempo para dedicarle es básico a la hora de decidir sumar un nuevo miembro a la familia, pues se trata de animales que necesitan, entre otras cosas, salir a correr, jugar y relacionarse con su entorno. Todas estas actividades son fundamentales, no solo para que el can haga ejercicio y gaste toda su energía diaria (que evitará una conducta alterada en el hogar que acabe con los muebles arañados, por ejemplo), sino también para que socialice de una manera positiva con el ambiente y las personas que le rodean.
Permite que se relacione desde que nace
La etapa más adecuada para educar a tu mascota es de cachorro, desde su nacimiento hasta los 3 o 4 meses. Y lo puedes hacer sirviéndote de herramientas como presentarle a personas de forma regular, exponerle a ambientes y entornos abiertos diferentes -con el fin de que no relacione el calor del hogar con la seguridad- y permitiendo que se relacione y juegue con otros perros. Esto último, siempre después de haber completado su vacunación y, en el caso de que no se trate de cachorros, asegúrate de que el otro animal sea sociable y tenga un comportamiento sano y positivo con otros canes. Observa cómo reacciona tu pequeño en todos estos escenarios e intenta saber si se siente cómodo y se divierte o si, por el contrario, genera rechazo. Un perro inadaptado al entorno suele mostrar conductas miedosas y agresivas.
Socializar a perros adultos
Como hemos indicado anteriormente, cuanto antes se empiece a trabajar la sociabilización mayor garantía de éxito, pues intentar cambiar a un perro adulto es bastante complicado. Si ladra, se muestra inquieto y hasta agresivo ante cualquier escenario desconocido, la situación cambia. En estos casos lo más apropiado es dejarlo en manos de un profesional, un educador que, a través de las técnicas adecuadas, consiga modificar conductas arraigadas en el animal.
Si tu mascota tiene problemas de adaptación, es importante que actúes con paciencia. Evita encuentros que le provoquen malestar, no le expongas y trata de entenderle. Trabajar el refuerzo positivo con un sistema de premios (no castigos), así como la obediencia básica, con el fin de mejorar la comunicación y el vínculo entre ambos, son herramientas que ayudarán en el proceso.
Claves para un adiestramiento básico
Utilizar una voz firme, señales corporales sencillas y reconocibles y educar bajo un sistema de recompensa y no de castigo son algunas de las pautas para favorecer la relación y comunicación entre tu mascota y tú, así como para trabajar la obediencia del can. Aprovecha momentos en los que esté tranquilo y relajado y hazlo en un entorno sin distracciones, donde no haya otros animales ni excesivo ruido. De este modo favorecerás que pueda poner toda su atención en ti.