Cuando Internet no lo es todo para convertirse en un paciente activo
Aunque Internet ha democratizado el acceso a la información permitiendo a cualquier persona acceder a rigurosos contenidos de salud, no es suficiente para convertirse en un paciente activo. ¿Qué otros factores son necesarios?
Cuando hablamos de “transformación sanitaria” solemos pensar en grandes máquinas, en tecnología capaz de convertir los cuidados o las operaciones, por muy complicadas que sean, en un éxito rotundo. Pero la transformación sanitaria no tiene tanto que ver con el reto de adquirir la tecnología más puntera del mercado como con otros dos aspectos: poder crear equipos de diferentes especialidades e implicarlos en el manejo del paciente, e incluir al paciente en las decisiones que se tomen sobre su salud, es decir, activar su rol de agente de salud para que se involucre en su propio cuidado, se implique en la toma de decisiones relativas a su plan de tratamiento, demande información minuciosa y pueda orientar y formar a otros pacientes.
Y es que, ser un agente activo y participar en la mejora del Sistema Nacional de Salud es una responsabilidad que no sólo atañe a los profesionales de la salud, a los gestores sanitarios o a los políticos. Puesto que la experiencia ante una enfermedad es única y personal y cada testimonio se basa en unas necesidades concretas y en unas percepciones distintas respecto a la atención recibida, los propios pacientes tienen un importante papel ante este desafío que hemos llamado “transformación sanitaria”. Los pacientes son una pieza clave para dejar atrás ese modelo tradicional de atención marcado por un carácter paternalista de los profesionales de la salud, y madurar hacia la “sanidad participativa”.
Pero ¿cómo conseguir que el paciente se implique en su enfermedad para que los profesionales sanitarios puedan personalizar sus cuidados y ofrecerles una atención de máxima calidad?
Internet, empatía y liderazgo compartido, las claves para convertirse en un paciente activo
Gracias a Internet, cualquiera puede tener acceso a información fiable y con evidencia científica de una manera sencilla y fácil. Esto es algo que cada vez más pacientes están aprendiendo a explotar en su propio beneficio: para ampliar los conocimientos que tienen sobre aquellos aspectos relacionados con su asistencia sanitaria y para formarse en lo referente a su propia enfermedad. Pero aunque Internet esté permitiendo un mayor acceso a la información y esto genere un cambio en la relación entre profesionales sanitarios y usuarios del sistema de salud, una de las piezas clave para alcanzar una perfecta conexión entre médico y paciente es la empatía.
Tener la capacidad de ponerse en el lugar del paciente y comprender su visión de la realidad y sus opiniones sobre los cuidados recibidos es fundamental si queremos contribuir a “activar” al paciente y a establecer el vínculo de confianza necesario para que no caiga en las garras de las pseudociencias o dé credibilidad a esa información tan poco recomendable que circula en Internet. Y es que, un paciente informado es un paciente con mejor salud, pero caer en falsos mitos provocaría un efecto contrario al deseado. El profesional sanitario puede contribuir a crear este vínculo ofreciendo información de calidad y acompañando al paciente y a los cuidadores principales en el proceso de salud-enfermedad.
Para promover una mayor participación de los pacientes en la toma de decisiones, además de la empatía y de la escucha activa, los profesionales de la salud tenemos la responsabilidad de trabajar otras habilidades, como es el "liderago compartido". Esto implica que tanto pacientes como profesionales de la salud deben aceptar compartir conocimientos e incertidumbres.
Mejor calidad de vida y otras ventajas de convertirse en un paciente activo
Patient Activation Measure (PAM) es una herramienta utilizada en Inglaterra para medir el nivel de compromiso del paciente con respecto a la atención sanitaria recibida. Según esta escala probabilística que refleja un modelo de desarrollo de activación, los pacientes activos muestran alcanzan unas determinadas características:
- Mejor calidad de vida.
- Aceptación de la enfermedad y mejoría de la adherencia al tratamiento.
- Participación y compromiso con hábitos preventivos y de autocuidado.
- Mayor satisfacción con los servicios recibidos.
- Optimización de recursos sanitarios disminuyendo la visita a las consultas médicas y visitas a urgencias.
- Disminución del gasto sanitario.
Pedro Soriano, enfermero creador de la iniciativa #FFpaciente, proyecto cuyo objetivo es dar visibilidad y empoderar a los pacientes como agentes activos en salud a través de las redes sociales.