¿Qué es el anisakis y cómo podemos evitarlo?
Cada vez hay más intoxicaciones por anisakis, una larva que se encuentra en el pescado y que produce anisakidosis. Pero hay que diferenciar entre los que pueden verse afectados por su ingesta y los que son alérgicos al anisakis.
Los alérgicos son los que muestran una sensibilidad extrema a una sustancia que segrega la larva cuando se adhiere a las paredes del estomago. Se considera un proceso alérgico. Por otro lado, cualquiera puede verse afectado cuando ingiere un pescado que esté contaminado por anisakis. Muchas veces nos comemos el parásito vivo, pero gracias a nuestras enzimas digestivas éste muere sin provocar ningún síntoma. En caso contrario, el consumidor de pescado acabará sufriendo dolor abdominal y vómitos.
Esta enfermedad se da con mayor frecuencia en países como, por ejemplo, Japón, por el consumo de sushi, en Holanda, por la ingesta de arenque, o en países escandinavos por el consumo de hígado de bacalao.
Cuando se produce una intoxicación por anisakis el proceso es el mismo que en cualquier otra alergia alimentaria: aparece dolor abdominal, naúseas, urticaria, vómitos, y diarrea. En casos más serios, puede llegar a producirse un choque anafiláctico. Si existe una alergia, en seguida aparecerán los síntomas tras el consumo del pescado -en una hora más o menos-.
¿Qué medidas debemos tomar en caso de tener alergia al anisakis?
- Debemos limpiar muy bien el pescado, y separar las vísceras lo más rápido posible.
- Siempre congelar el pescado. Se debe congelar entre 4 y 7 días. Hoy en día en cualquier colectivo el pescado que se sirva debe estar congelado.
- Cocinarlo adecuadamente. Se tiene que cocinar muy bien, al menos durante 10 minutos a 60⁰ C.
¿Qué pescados son más propensos a la contaminación por anisakis?
Los pescados más infectados son, por supuesto, el boquerón, en especial el que se cocina en vinagre, la merluza, el chicharro, la anchoa y la sardina. En el caso de los bivalvos como las ostras, los mejillones, almejas, etcétera, a pesar de consumirlos sin congelar, no pueden causar la enfermedad. Lo mismo ocurre con los pescados de río como, por ejemplo, la trucha y los pescados de piscifactoría, que no pueden transmitirlo porque no contienen este parásito.