En los últimos tiempos, vayas donde vayas, te hablan de los beneficios del té, de lo imprescindible que es su consumo para conseguir un buen estado de salud e, incluso, prevenir multitud de enfermedades. Pues bien, tienen mucha razón en la gran mayoría de las cosas, pero hay que tener en cuenta muchas otras que no son tan ideales.
Todos sabemos que existen diferentes tipos de tés: verde, rojo, blanco, negro, oolong…y que cada uno tiene sus efectos sobre el organismo dependiendo de la especie y del proceso de elaboración al que ha sido sometido. Sin embargo, a pesar de que el origen sea diferente, podemos decir que todos son estimulantes del sistema central, son astringentes y diuréticos. También contienen aceites aromatizantes, taninos, cafeína, minerales, y quercitrina (antioxidante).
Debido al contenido en quercitrina, podemos decir que se considera una bebida anticancerígena, ayudándonos a prevenir ciertos tipos de cáncer. También se ha demostrado que nos ayuda frente a las enfermedades cardiovasculares, ya que en estudios recientes se ha observado que las mujeres que consumían en concreto cinco tazas de té verde al día, reducían a la mitad la probabilidad de sufrir un accidente cardiovascular frente a las que prácticamente no lo consumían.
El té, en el deporte
En el deporte, el té se utiliza como ayuda ergogénica, es decir, que nos ayuda a la obtención de energía, y esto se debe a su contenido en cafeína ya que ésta es una sustancia psicoactiva que ayuda a estimular al deportista, reduciendo la sensación de fatiga ya sea a nivel físico como intelectual. Ayuda a la liberación de adrenalina.
Hasta ahora, todo es positivo, ya sea para un adulto sedentario, un deportista o una persona obesa que necesita de alguna ayuda para adelgazar…
Pero, ¿todos estos beneficios son reales?
Es cierto que la composición del té es la que acabo de nombrar, y contiene quercitrina, sustancia anticancerígena, pero por otro lado, hay que tener cuidado con el té que tomamos porque la gran mayoría presenta cantidades considerables de pesticidas, sustancias cancerígenas. Por lo que, o consumes un té ecológico, o no te sirve de nada el consumirlo para prevenir ésta enfermedad.
Por otro lado, el té dificulta la absorción del hierro, mineral importantísimo en nuestro organismo porque su déficit puede provocar anemia. Éste es muy importante en deportistas sobre todo, ya que su déficit produce cansancio, por lo que al final el consumo de té puede provocar el efecto contrario al deseado. En mujeres deportistas su consumo puede ser fatal ya que tienen más predisposición a la anemia debido a la menstruación.
Por último, decir que el té produce nerviosismo, insomnio, migrañas o irritación de la mucosa intestinal. Esto no nos ayuda nada a combatir el estrés, el enemigo número uno en la sociedad actual y el que se cree el causante de la mayoría de las enfermedades del siglo XXI.