Vuelves de vacaciones y te encuentras desorientada, sin ritmo, incluso tristona. Aunque no existe un reconocimiento por parte de muchos profesionales de la salud de la denominada “depresión postvacacional”, lo cierto es que tras las vacaciones nos cuesta readaptarnos a las exigencias de la actividad laboral y síntomas como cansancio y estrés son muy frecuentes. No estás sola: según las encuestas, la mayoría de los trabajadores aseguran haberlo sufrido (un 57%, 63% de mujeres y 51% de varones), pero, en el otro lado de la moneda nos encontramos con que para casi la mitad de los consultados los síntomas desaparecen en tan sólo unos días. ¿Quiénes lo padecen más? Las personas más propensas a sufrirlo son aquellas de entre 45 y 55 años y que han vivido un cambio en sus ritmos biológicos (costumbres, horarios, etc.) durante sus vacaciones.
En general, tal como nos explican en los laboratorios Arkopharma, podemos afirmar que cerca de un 35% de la población ha sentido alguna vez cansancio, apatía, falta de concentración y somnolencia al incorporarse al trabajo tras las vacaciones (principales síntomas del estrés postvacacional), que suelen remitir a los 10 o 14 días.
El doctor José Antonio López, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), asegura que se está produciendo un incremento de las consultas de pacientes afectados por el “síndrome postvacacional”. Al principio nadie creía en la existencia de este síndrome adaptativo, pero hoy por hoy “su incidencia está en aumento, y cada vez son más los españoles aquejados por sus síntomas”.
¿Hay que ir al médico?
Si bien se trata, tal y como apunta el doctor, de un síndrome adaptativo, su aparición no es banal, como tampoco lo es la intensidad de sus síntomas: “Irritabilidad, dificultad a la hora de concebir el sueño, cansancio o una sensación de profunda apatía y tristeza”, indica el experto. Síntomas que suelen durar entre siete y diez días, ahora bien, si se prolongan más en el tiempo e incluso se acentúan en vez de aliviarse, es posible que debamos valorar la necesidad de acudir a un experto. “La intensidad y durabilidad de estos síntomas revela que, más allá del abatimiento que puede suponer el final de las vacaciones, algo no va bien en la vida del individuo”, asegura el doctor. “Como norma general, cuanto más intensos son estos síntomas, mayor disconformidad encuentra la persona con su vida y más necesaria se hace la intervención profesional”, concluye López Rodríguez.
La personalidad y la capacidad de adaptación de cada individuo es también un factor muy importante a tener en cuenta. “No todo el mundo tiene las mismas armas psicológicas, se debe tener una visión optimista de cualquier cambio, y no todo el mundo la tiene”, asegura el doctor José Antonio López, quien explica además que “las personas tendentes a la depresión o que ya han pasado con anterioridad por un síndrome postvacacional, son más propensas a padecerlo de nuevo al volver de vacaciones”.
La clave es, según el experto, “ser conscientes de que, en la mayoría de los casos, se trata de un síndrome adaptativo, como cuando cambiamos de estación o cambia la hora, nos sentiremos extraños con el ambiente e incluso con nosotros mismos unos días y luego pasará”. En este sentido, el doctor López Rodríguez aconseja, “no ponernos el traje del invierno el 1 de septiembre, bajar las persianas, y hacer una vida invernal. Aún quedan horas de luz, una temperatura que permite pasear, alarguemos el verano unas semanas, salgamos uno o dos días entre semana, y busquemos nuevos estímulos que nos hagan sentirnos algo más vivos”.
Los niños ¿también sufren síndrome postvacacional?
Los más pequeños de la casa no están exentos de padecer este síndrome tras las vacaciones. “Los niños sufren los primeros días de colegio, manifestándolo a través de un sueño intranquilo o la falta de apetito”, explica el experto. “Al igual que los mayores, tras un largo periodo en el que no han tenido horarios, ni obligaciones, los niños pueden presentar angustia frente a la vuelta al colegio y la separación de sus padres”, explica el doctor.
Según el doctor, “el niño más ansioso, que está siempre pegadito a su padres, que es poco explorador de cosas nuevas, lo van a notar más, al igual que aquellos niños que van por primera vez al colegio o la guardería”. En este sentido, el doctor explica que a los niños se le puede ayudar “estando más con ellos estos primeros días, siendo compresivos, explicándoles que es divertido ir al colegio y estimulándoles en su nuevo aprendizaje y, sobre todo, no enfadarse con ellos porque estos días puedan estar más irritables o no duerman”. De todo modos, el experto hace también hincapié en “hacer entender a los padres que se trata de algo adaptativo y que ellos son los primeros que no han de mostrar preocupación frente al niño. Los padres ansiosos hacen niños ansiosos, y la mejor prevención se realiza durante todo el año. Lo mejor es dejar a los niños que exploren y no ser sobreprotector con ellos”, concluye.
¿Qué puedes hacer?
-Seguramente no llegamos a tiempo, pero de cara a próximas vacaciones, intenta planificar con tiempo la vuelta al trabajo. No es recomendable volver el día anterior al fin de las vacaciones. Es preferible tomar al menos, un par de días para retomar la rutina.
-Abordar las actividades laborales progresivamente. Conviene dedicar tiempo a planificar y priorizar las tareas.
-Respetar las horas de sueño y evitar la siesta. El objetivo es ir regularizando, poco a poco, los ciclos del sueño.
-Moderar el consumo de alcohol y cafeína. El alcohol es un depresor del sistema nervioso central y puede agravar los síntomas de apatía y el café y las bebidas con cafeína, agudizan los síntomas de estrés.
-Practicar deporte. Nos ayuda a liberarnos del estrés y las endorfinas que producimos al hacer deporte nos hacen sentirnos felices y relajados.
-Evitar los pensamientos negativos y recurrentes. Reservar tiempo para salir a la calle a dar un paseo, escuchar música u otras actividades placenteras.
-Pensar en positivo. Siempre hay cosas positivas y momentos agradables. Hay que aprender a descubrirlos, agradecerlos y tomar conciencia de todo lo bueno que nos rodea.
-Tener paciencia. El síndrome postvacacional es pasajero. En pocos días desparecerá y la rutina volverá a instaurarse.
-Eso sí…. Si transcurridos quince días, los síntomas persisten, quizá convendría consultar con el médico.