Es frecuente en los meses de verano que las consultas por hongos en la farmacia se incrementen, quizás al ser una época en la que se está más en contacto con el aire libre y la gente. Las condiciones ambientales y las costumbres mas relajadas de esta época estival y de vacaciones propician estas infecciones al aumentar la temperatura y la humedad. Vamos a ayudarte a saber más sobre este problema de salud, con la ayuda de nuestra colaboradora Meritxell Martí, farmacéutica de la Farmacia Meritxell.
Diferentes tipos
Estas infecciones las podemos clasificar en tres tipos diferentes, dependiendo de los tipos de hongos que pueden provocarlas. Principalmente son ptiriasis versicolor, cándidas y tiñas.
Tanto la ptiriasis como las cándidas están provocadas por hongos que aunque propiamente son levaduras, se suelen encontrar de forma natural en nuestro organismo y por alguna oportunidad provocan esta infección. Sin embargo, las tiñas están provocadas por otro tipo de hongos llamados dermofitos y que suelen infectar por contagio externo otras personas o animales (muy frecuentemente).
Ptiriasis versicolor
Esta infección la provocan las levaduras llamadas Malassezia globosa. Son levaduras unicelulares, que suelen vivir de forma natural y en pequeña cantidad en nuestra piel, sobre todo en las zonas más grasas, aunque sin causar ningún tipo de enfermedad. Esta es la infección más típica del verano, en la que observamos pequeñas manchitas en la piel en forma de ronchas y sequedad en esa zona.
Suelen encontrarse de forma natural en piel y mucosas, pero en algunas ocasiones cuando hay exceso de humedad, calor o sudor, aumentan en cantidad, lo que supone un desequilibrio con la piel y los otros gérmenes, apareciendo entonces la infección; es por ello que las llamamos de oportunidad. La propia definición de esta infección va en el nombre: ptiriasis es descamación, y versicolor, cambio de color.
Las primeras señales de esta infección son pequeñas manchas marronáceas en la que la piel es seca y aparece como si se descamara. Suelen aparecen principalmente en la espalda, pero también lo puede hacer en otras partes del cuerpo como el pecho, los hombros o los brazos.
Esta levadura inhibe la producción de melanina en la piel, por lo que en verano si se toma el sol estas manchas que parecían mas oscuras se verán blanquecinas, ya que no se han pigmentado como el resto de la piel.
El dermatólogo las reconoce muy fácilmente, y si no, se puede hacer un pequeño raspado y un análisis en el microscopio. Continúan siendo descamativas y pocas ocasiones picores. Estas se tratan simplemente con pomadas antifúngicas, y si la infección es muy importante se puede necesitar medicación oral.
Candidiasis
Esta infección está provocada por Cándida Albicans, igualmente presente de forma natural y sin peligro en la piel, mucosas y, sobre todo, en el tubo digestivo de las personas.
No suelen infectar la piel, a no ser que encuentren las condiciones idóneas para ello, como son el calor y la humedad.
Suelen aparecer en los pliegues de las ingles, en pliegues de piel en personas obesas o en los pliegues submamarios de las mujeres. En zonas en las que hay poca aireación de la piel, y junto con el sudor y el roce, se establecen las condiciones idóneas para su desarrollo.
La infección por cándida provoca mucho escozor, irritación y enrojecimiento. La cándida también puede infectar la mucosa oral, es lo que se conoce como muguet, cuando aparecen manchas blancas en la boca. En mujeres, también son habituales las infecciones vaginales por cándida.
Igual que las anteriores, se suelen tratar con pomadas, sprays o lociones antifúngicas, como el miconazol o ketoconazol.
Para evitar este tipo de infecciones, es aconsejable secar a menudo estas zonas más oprimidas o usar polvos o desodorantes que eviten la sudoración excesiva y, en consecuencia, la humedad. A ser posible, airear a menudo estas zonas.
Tiñas
Estas están provocadas por otro tipo de hongos pluricelulares, son hongos en forma de filamentos que permanecen en la piel, pelo y uñas. Se alimentan principalmente de la queratina.
Son los dermatofitos, considerados como parásitos o infecciones externas a nosotros, que suelen proceder de otras persona, animales o sitios con falta de higiene, como algunos suelos.
Las tiñas pueden aparecer en el cuerpo, pero también en el cuero cabelludo y en otras partes. Su aspecto es el de ronchas rojas, descamativas y que suelen picar. Son muy redondas y definidas, siendo más rojizas en la parte exterior que en la interna, como si se tratara de un aro.
Al igual que las otras infecciones, es necesario que se tengan las condiciones idóneas para su infección, además del contacto, como puede ser humedad y altas temperaturas.
Dentro de este tipo de infecciones, son muy habituales las de los pies, como puede ser el pie de atleta, que aparece entre los dedos de los pies, aunque en verano si se llevan sandalias o calzado abierto suelen disminuir estas infecciones. Además del calor, influye que se encuentre poco aireado de forma oclusiva.
El pie de atleta se puede reconocer porque se enrojece la zona, se descama y se forman ampollas y hasta se pueden formar verdaderas grietas, sobre todo entre los dedos de los pies. También aparece picor en la zona.
La infección puede transmitirse por los suelos de baños y duchas públicas, zapatos, calcetines y alfombras, además de por contacto directo con la piel entre personas.
Algunas personas tienen más tendencia que otras a desarrollar el pie de atleta, por ejemplo en la diabetes, cuando el sistema inmunológico está implicado o simplemente por la estructura del pie, cuando los dedos están muy juntos. Cuando aparecen en la piel es muy habitual que sea por animales u otras personas.
Para prevenir, es importante secarse bien los pies. Procurar usar calcetines de algodón que dejen transpirar la piel y lavarlos a altas temperaturas. Es aconsejable durante el tratamiento o una vez terminado, poner gasitas entre los dedos de modo que absorban el sudor, y sobre todo evitar andar descalzo en sitios en lo que es muy posible la infección.
Hongos en la uñas y onicomicosis
Esta infección está causada por dermatofitos igualmente, aunque es algo diferente. Aunque no es descartable que también esté provocado por levaduras o moluscos.
Las uñas se vuelven amarillas, blanquecinas, incluso se oscurece debajo de las uñas, o se hacen gruesas hasta despegarse del dedo, lo que puede ser doloroso y hasta generar algo de mal olor.
Suele ocurrir cuando el ambiente es propicio, en especial en sitios húmedos y calurosos, como las piscinas o duchas públicas. Pueden penetrar e infectar la zona de la forma más oportunista, cuando aparece un corte o una pequeña separación entre la uña y el dedo .
Son mucho más frecuentes en las uñas de los pies que en las manos, en las que las condiciones son más propensas, como los zapatos que hacen más oclusiva la zona. La psoriasis también puede ser un efecto de estas infecciones y también influye disponer otras infecciones por hongos como el pie de atleta, o la diabetes y la circulación sanguínea ralentizada, que también puede ser factor de riesgo.
Estas infecciones pueden ser antiguas y durar años. El tratamiento más adecuado son los antifúngicos en forma de lacas, con las que hay que pintar a diario las uñas e ir limando la infección hasta erradicarla.Es posible que el tratamiento sea lento y que sea necesario el tratamiento oral.
Es fundamental la constancia del tratamiento y durante todo el tiempo recomendado por el médico. Si no se trata correctamente, la evolución de este hongo puede acabar totalmente con la uña.
Medidas de prevención
-Evitar el contacto directo cuando hace mucho calor con la gente, sobre todo cuando se está sudado.
-Evitar ir descalzo en zonas de especialmente húmedas y calurosas, como piscinas y baños públicos.
-Procurar maximizar la higiene y secado de la piel y pies.
-Utilizar ropa transpirable para evitar el sudor excesivo.