Desde siempre nuestras abuelas nos han recordado los grandes beneficios de la dieta mediterránea, una de las más completas para una alimentación saludable y equilibrada. Sin embargo, nuestro estilo de vida, cada vez más globalizado y efímero, hace que estemos perdiendo las buenas costumbres en la mesa. Aquí van algunas buenas razones para perpetuar nuestro preciado legado a las futuras generaciones.
La dieta mediterránea es un estilo de vida, no solo un patrón alimentario. Se basa en el consumo de frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pescados, cereales (preferiblemente integrales) y aceite de oliva como principal fuente de adición. El consumo moderado de productos lácteos (principalmente leches fermentadas y quesos) y bajo consumo de carnes rojas, siendo preferible las blancas. Podemos considerarla imprescindible para un modelo de vida saludable.
Destaca por el consumo de alimentos según la temporada, la diversidad y la sostenibilidad.
Beneficios de la dieta mediterránea
- Según los últimos estudios, la dieta mediterránea, junto con el aceite de oliva virgen extra y los frutos secos, disminuyen en un 30% el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular.
- Actúa sobre el metabolismo de la glucosa, disminuyendo la resistencia a la insulina.
- Reduce la presión arterial y mejora el perfil lipídico.
- Evita la oxidación celular y la inflamación.
- Se relaciona con este tipo de dieta, el mantenimiento de una piel joven y sana.
- Puede prevenir el llamado síndrome metabólico o síndrome plurimetabólico, que es la conjunción de varias enfermedades o factores de riesgo en un mismo individuo que lo ponen en riesgo de desarrollar una enfermedad cardiaca o diabetes tipo 2.
Estas enfermedades son:
- - Hipertensión
- - Glucosa alta en sangre (hiperglucemia)
- - Niveles sanguíneos elevados de triglicéridos (grasas de reserva)
- - Bajos niveles sanguíneos de HDL, colesterol bueno y alto en LDL, colesterol malo
- - Exceso de grasa alrededor de la cintura (obesidad).
Es muy importante que combinemos la dieta mediterránea con una actividad física diaria, una buena hidratación ( 1,5 -2 litros diarios) y , con moderación, vino y cerveza. A parte, para llevar una dieta sana, no solo basta con alimentarnos saludables, hay que utilizar los métodos de cocinado adecuados. Se deben evitar los fritos y rebozados; todo debe consumirse principalmente a la plancha, al horno, asado, al microondas, hervido, al papillote…etcétera.
Aunque el aceite de oliva es el alimento estrella en la dieta mediterránea, debe moderarse su consumo debido a que en grandes cantidades puede provocar obesidad. Pero hay que destacar que, en cantidades recomendadas, nos previene de enfermedades cardiovasculares, activa la digestión, es ligeramente laxante y ayuda a expulsar lombrices. Por último, evita la formación de cálculos biliares y, según estudios recientes, se ha demostrado que cuatro cucharadas de aceite de oliva al día, previene contra el Alzheimer.
Para que alimentarnos con otra dieta teniendo la mejor...