Frente al sol, ¡sentido común!
Hoy se celebra el Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel, una jornada para concienciar sobre la importancia de proteger nuestra piel de los efectos nocivos de la exposición solar
Llega el verano y no podemos olvidar la cara más negativa del sol: sus efectos nocivos en nuestra piel, en forma de quemaduras y, en los casos más graves, cáncer de piel. Aunque los españoles estamos cada vez más concienciados con el uso de protección solar, cada año se diagnostican alrededor de 3.500 nuevos casos de este tipo de tumor y la incidencia continúa aumentando un 10% anualmente. La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) advierte de que este aumento del melanoma, uno de los tumores malignos de la piel, se viene viendo especialmente desde los años 90 en nuestro país. Datos especialmente relevantes hoy, que se conmemora el Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel, una jornada que pretende concienciar a la población sobre la importancia de adoptar buenos hábitos relativos a la exposición solar.
Un problema global
Nos encontramos, además, con un problema cuya incidencia está aumentando en todos los países del mundo, incluso en aquellos con tasas bajas, con una tendencia a duplicarse en un periodo de 10 a 15 años. La mayor incidencia se registra en países con fuerte irradiación solar y con una población blanca no autóctona, lo que sucede principalmente en Australia, Nueva Zelanda, Norte América y Sudáfrica. Mientras, en Europa es más frecuente en el Norte y en el Oeste con población con piel muy blanca, expuesta al sol sobre todo en verano. Actualmente se diagnostican unos 160.000 casos al año en todo el mundo (79.000 hombres y 81.000 mujeres).
En nuestro país, la incidencia de melanoma sigue una evolución similar a la del resto de países habiéndose multiplicado por 10 en los últimos 20 años. Actualmente se diagnostican unos 3.600 casos anuales. Como en el resto de Europa, es un tumor más frecuente entre las mujeres (2,7% de los cánceres femeninos) que entre los hombres (1,5%). La incidencia en nuestro país se puede considerar alta, con un ascenso muy importante los últimos 25 años.
¿Conoces los factores de riesgo?
Una vez más, es importante conocer todos los factores relacionados con la enfermedad para poder tomar medidas preventivas. Algunos de los factores de riesgo que tienen una posibilidad mayor de presentar melanoma son: tener más de 50 lunares comunes; tener un nevo displásico (lunar poco común); la exposición constante a los rayos solares, fuente de radiación ultravioleta, la cual causa daño a la piel que puede resultar en melanoma y en otros tipos de cáncer de piel; las personas que han presentado al menos una quemadura grave por el sol con ampollas tienen una posibilidad mayor de melanoma; y, por último, el tiempo de exposición al sol durante la vida: cuanto mayor es la cantidad total de exposición al sol en el transcurso de la vida, mayor será la posibilidad de presentar melanoma.
Según la SEOM, generalmente, el primer signo de melanoma es un cambio en la forma, en el color y en el tamaño de un lunar preexistente, aunque también puede aparecer como una nueva lesión de la piel. Para el diagnóstico de un melanoma, se suele seguir la regla "ABCDE”, muy sencilla de comprobar:
- Asimetría. La forma de una mitad no es igual a la de la otra mitad.
- Borde irregular. Los bordes son, con frecuencia, desiguales, con muescas o borrosos en su contorno.
- Color. Tonos de negro, castaño y tostado pueden estar presentes. Pueden verse también zonas blancas, grises, rojas, rosadas o azules.
-Diámetro. Hay cambio en el tamaño, en general un aumento. Los melanomas pueden ser pequeños, pero la mayoría tienen más de 6 milímetros de ancho (cerca de un cuarto de pulgada de ancho).
-Evolución. El lunar ha cambiado en las últimas semanas o meses.
La cara positiva
Pese a los datos que citábamos antes, lo cierto es que hay que buscar el lado positivo de las cosas. Y en este caso, las buenas noticias vienen de la mano de la tasa de supervivencia a la enfermedad. Pese a que la supervivencia a cinco años en los años 70 se situaba, según los datos de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO), en torno al 82%, hoy supera el 92%. Es decir, una ganancia de supervivencia del 10% en 40 años.
¿A qué puede deberse este incremento? Influyen múltiples factores, como la concienciación de la población del riesgo de la exposición solar y el empleo de factores protectores solares, campañas de divulgación informando de que las lesiones cutáneas sospechosas requieren valoración por un dermatólogo, avances en técnicas diagnósticas y quirúrgicas, el abordaje multidisciplinar, y los avances en investigación.
Aunque la prevención sigue siendo la mejor forma de evitar estos tumores, el diagnóstico precoz, una vez aparecen los primeros síntomas de enfermedad, permite curar hasta el 95% de los casos, por lo que es fundamental realizarse evaluaciones periódicas para detectar cualquier alteración cutánea. “Una lesión pigmentada que pique, crezca, sangre o cambie de color debe incitar a los pacientes a acudir a la consulta médica”, advierte el Dr. Alberto Conde Taboada, jefe del Servicio de Dermatología de MD Anderson Cancer Center Madrid.
Aunque hay un pequeño porcentaje de cánceres de piel que se manifiesta por causas hereditarias, se sabe que el causante directo es el sol. Las tres formas más frecuentes de este tumor son el carcinoma o epitelioma basocelular, el carcinoma o epitelioma espinocelular y el melanoma maligno. Este último es el responsable del 80% de las muertes por cáncer de piel en España y se desarrolla tras una malignización de los melanocitos, encargados de dar coloración a la piel.
Los especialistas insisten en que también es preciso prestar atención a formas precancerosas como la queratosis actínica o queratosis solar, con el potencial de convertirse en un carcinoma espinocelular. Aparece en forma de placas escamosas, rugosas y de color rojo o marrón en la piel, pero a menudo se notan con más facilidad al tacto que a la vista. Al igual que el cáncer de piel, la queratosis actínica aparece normalmente en zonas expuestas al sol, si bien puede encontrarse también en otras partes del cuerpo.
Frente al sol, sentido común
El Dr. Jaime Tufet, de la Clínica Tufet y los laboratorios Avéne nos dan recomiendan una serie de medidas preventivas antes de las vacaciones:
-Revisa tus manchas, pecas y verrugas antes de la exposición solar para descartar cualquier lesión. Y si notas que alguna peca o lunar cambia de forma, tamaño o color, consulta con tu dermatólogo.
-Prepara tu piel antes de tomar el sol. Es aconsejable que la piel esté bien hidratada y que realices un peeling revitalizante que engrosará tu epidermis, nutriéndola y protegiéndola de los efectos secundarios del sol.
-Aumenta la aportación de antioxidantes para combatir los radicales libres que deterioran y envejecen la piel a través de una alimentación sana, abundante en vitaminas B,C y E.
-Los primeros baños de sol deben de ser progresivos a horas en las que la radiación sea moderada, es decir, a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde. Evitarás quemaduras solares. El sol entre la 12.00 y las 16.00 es el más peligroso y no deberíamos tomar el sol durante estas horas.
-Los más pequeños son especialmente sensibles a los efectos del sol. Limita la exposición solar a los extremos horarios, principio de la mañana o final de la tarde y protégeles con un fotoprotector de alta protección, para preservar el mayor tiempo posible su capital solar -la piel conserva la memoria de todas las radiaciones recibidas durante toda la vida, y cuanto más importante ha sido la dosis de radiación recibida, mayor es el riesgo de aparición de cánceres en la edad adulta-.
-No olvides que también puedes quemarte realizando cualquier actividad al aire libre, como montando en bicicleta, paseando, realizando deporte en el jardín... fotoprotector, siempre.
-Utiliza cremas o geles solares y comprimidos de protección solar ricos en betacarotenos. Debes reponer el protector solar cada dos o tres horas y siempre después de los baños.
-Sécate bien tras cada baño. El 'efecto lupa' de las gotas de agua favorece las quemaduras solares y disminuye la eficacia de los protectores solares, aunque éstos sean resistentes al agua.
-La protección física, es decir, sombreros, gorras, pamelas… es muy recomendable cuando estamos expuestos al sol, ya sea parados o en movimiento, ya que la brisa nos ayuda a perder la sensación de calor, por ejemplo, cuando vamos en barco. Es importante usar también gafas con cristales homologados capaces de filtrar los rayos UVA y UVB
-Hidratar nuestro cuerpo por dentro forma parte, también, de la rutina que debemos seguir para protegernos de los daños causados por el sol. Bebe abundantes líquidos, agua, zumos. Evitar el alcohol. Rocía cara y cuerpo con agua termal.
-No te olvides del cuello y del escote. Estas zonas son las grandes olvidadas en los cuidados y hacia ellas debes extender todas las precauciones.
-Recuerda también que si tomas ciertos medicamentos, como antibióticos o anticonceptivos pueden pigmentar la piel. Extrema las medidas de precaución.
-Tras la exposición solar nutrir y calmar la piel, mediante cremas regeneradoras, nutritivas y mascarillas de factores de crecimiento epidérmico o de vitaminas.