Con la llegada del buen tiempo, muchas personas reparan en la importancia de la protección solar para prevenir problemas cutáneos. El más grave de ellos es el melanoma. Llama la atención que el número de afectados por un tipo de cáncer detectable a simple vista en la piel -así como algunos lunares atípicos e inestables precursores de melanoma- y por lo tanto fácilmente prevenible, lejos de disminuir, aumentan, tal y como nos explica el doctor Ángel Pizarro, jefe de la Unidad de Prevención y Diagnóstico Precoz de Melanoma en la Clínica Dermatológica Internacional y en la Clínica Ruber.
Y es que los datos así lo corroboran. Investigadores de la 'American Cancer Society' prevén para 2014 unos 76.000 nuevos casos de melanoma en Estados Unidos y el fallecimiento de cerca de 10.000 pacientes como consecuencia de este tumor. Se constata, además que, aunque no es el cáncer más frecuente, sí es el que más ha aumentado en las últimas décadas. Según el doctor Pizarro, esta tendencia creciente contrasta con lo observado en relación con la incidencia de otros tumores como el cáncer de colon, próstata o mama (en teoría, de más difícil prevención). También la mortalidad global por estos otros tumores muestra una tendencia decreciente que no se observa en el caso del melanoma, aunque su diagnóstico precoz es, como decíamos, en teoría más sencillo.
Por todo ello, podemos llegar a la conclusión de que la prevención del melanoma es aún una asignatura pendiente, con dos grandes retos:
1. Optimizar las medidas de protección solar para evitar las quemaduras solares.
2. Actuar de forma más eficaz y selectiva sobre las personas con mayor riesgo de presentar un melanoma y sobre los lunares con más probabilidades de transformarse en melanoma.
Plan de acción para prevenir el melanoma
Si aspiramos a reducir ya la incidencia y la mortalidad del melanoma, deberemos intervenir de una manera directa, eficaz y selectiva sobre la población y las lesiones de riesgo.
-Extirpación selectiva. Si miramos el ejemplo de otros tumores, vemos cómo las técnicas de cribado funcionan. El ejemplo de los resultados de la colonoscopia y la extirpación profiláctica de pólipos sobre la incidencia y mortalidad del cáncer de colon es alentador. Extirpar lunares preventivamente de forma masiva y sistemática carece de sentido, pero detectar con precisión y extirpar de forma muy selectiva lunares nuevos con atipia elevada o lunares inestables con ganancia de atipia sí puede ayudarnos a prevenir el melanoma y a diagnosticarlo muy precozmente.
-Autovigilancia, vigilancia ayudada por familiares -en el caso de lunares que se escapan a nuestra vista- y apoyada en controles fotográficos, diagnóstico oportunista por médicos no dermatólogos, vigilancia por dermatólogos y el recurso a la dermatoscopia digital en los pacientes con más factores de riesgo, con más lunares o con lunares más atípicos.
-Dermatoscopia digital. Esta técnica, basada en la realización de mapas corporales exhaustivos de lunares con dermatoscopia digital, constituye un recurso potente y preciso para reducir la incidencia y la mortalidad por melanoma, pero obviamente sus efectos sólo son evidentes en el reducido número de pacientes vigilados con esta técnica a día de hoy.
-Protección solar. Es otra de las claves, tal vez la más sencilla, para prevenir el melanoma. Para obtener el mayor beneficio de los productos con FPS, hay que saber utilizarlos. En general, usamos una cantidad claramente menor que aquella necesaria para alcanzar en nuestra piel el efecto protector que marca el envase. Además, los índices de protección altos pueden generar en el usuario una falsa sensación de seguridad si el producto no se emplea de forma adecuada.
La tendencia a emplear una cantidad de producto inferior a la recomendada hace aconsejable elegir productos con índice de protección frente a UVB de 20 o superior. El uso correcto de los protectores solares de uso tópico de mayor calidad actualmente disponibles nos puede ayudar a evitar fácilmente las quemaduras solares y debería contribuir a reducir la incidencia de melanoma.