Hace unas semanas te hablábamos de lo complicada que iba a ser la primavera para los pacientes con alergia en general, según las previsiones de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). Pues lo cierto es que la situación es aún más compleja para aquellas personas con problemas de asma de origen alérgico, que representan aproximadamente el 50% de la población asmática; es decir, que uno de cada dos casos de asma es debido a la alergia. ¿La razón por la que los pacientes asmáticos han de estar especialmente alerta? La presencia de polen ambiental puede causar inflamación de los bronquios en el paciente alérgico, pero, al mismo tiempo, una mayor concentración de polen en el ambiente puede desencadenar episodios agudos de asma, motivo por el cual los pacientes asmáticos deben tener especial cuidado en esta época del año. Por otro lado, la SEAIC alerta también de la mayor relevancia de la alergia a la alternaria, un hongo que se encuentra en las plantas y que afecta al 15% de la población. La sensibilización a la alternaria se asocia de manera muy estrecha al asma bronquial y a la rinoconjuntivitis, y afecta más a los niños que a los adultos.
¿Qué diferencia el asma y la alergia?
Ambos problemas tienen relación. Los alérgenos, como el polen o la alternaria, afectan y mucho a los pacientes asmáticos porque no sólo son una de las principales causas de asma, sino que también son uno de los desencadenantes más frecuentes de crisis de asma entre las personas afectadas por esta enfermedad.
Sin embargo, no hay que confundir asma con alergia: la primera es una enfermedad crónica que consiste en una inflamación de los bronquios que provoca que se irriten y estrechen, dificultando la respiración, mientras que la alergia es una respuesta inmunológica o defensiva frente a sustancias que normalmente no provocan reacciones en la mayoría de las personas. Y aunque ambas enfermedades están relacionadas, “no todos los asmáticos son alérgicos ni todos los alérgicos son asmáticos”, indica el Dr. Javier Domínguez, alergólogo del Hospital Universitario La Paz de Madrid.
Para determinar si la alergia está detrás de un caso de asma es necesario “realizar una correcta historia clínica”, y llevar a cabo “pruebas cutáneas y análisis sanguíneos para verificar si la persona produce sustancias que reaccionan contra determinados alérgenos”, explica el Dr. Alfons Torrego, neumólogo del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona.
El asma es una enfermedad muy frecuente en España y constituye un importante problema de salud pública, debido a su elevada prevalencia y a las preocupantes cifras de morbilidad y mortalidad. En concreto, su prevalencia entre la población adulta del país se estima en un 5%. La prevalencia es más elevada entre los menores de 15 años, siendo el asma la segunda enfermedad crónica más prevalente en la infancia y la primera entre las enfermedades respiratorias. En los niños además, la alergia como causante de asma es más frecuente que en adultos.
La importancia de seguir el tratamiento, especialmente en primavera
Por eso, debido a las cifras de incidencia y, especialmente, debido al mayor riesgo existente en primavera, que el paciente asmático cumpla la pauta de su tratamiento es fundamental en esta época del año. “Como consecuencia de una mayor exposición a las sustancias que causan asma, los afectados presentan síntomas más intensos e incluso, si concurren a la vez otros factores como infecciones o bien tormentas secas que hacen aumentar en poco tiempo los niveles de polen ambiental, pueden sufrir crisis agudas que les obliguen a acudir a urgencias e incluso ingresar en el hospital”, advierte el Dr. Javier Domínguez.
Pero no siempre se cumple ese tratamiento. A pesar del riesgo existente, hay estudios que constatan que hasta el 70% de las personas con asma no sigue la terapia prescrita. El Dr. Alfons Torrego señala que la educación del paciente es crucial para mejorar su adherencia al tratamiento: “Es necesario invertir un tiempo para explicarles el porqué de la enfermedad, cómo seguir su tratamiento, cómo identificar signos precoces de alerta y concienciarles para que no se salten los controles con su médico”.
En opinión del neumólogo, también es importante “conseguir que el medicamento interfiera lo menos posible en la vida de las personas con asma y que su posología (dosificación del medicamento) les permita tomarlo de forma cómoda, fácil y adaptada a su vida diaria”. En este sentido, los inhaladores son la vía de administración más extendida pues permiten ajustar la dosis precisa a la vez que los modelos más modernos permiten un uso más fácil y sencillo.
Guía práctica para controlar el asma alérgica en primavera
Las personas asmáticas alérgicas al polen o a la alternaria pueden y deben seguir una serie de medidas y pautas básicas dirigidas a minimizar el contacto con dichos alérgenos. Según el Dr. Javier Domínguez, las medidas básicas son las siguientes:
1. Conocer los niveles de pólenes y las previsiones para los siguientes días de la zona de residencia o del lugar dónde se van a desplazar.
2. Evitar la exposición, minimizando las salidas al campo o parques y limitando el tiempo de permanencia en el exterior si existen concentraciones ambientales suficientes para causar síntomas en esos días.
3. Evitar el uso de lentillas y llevar mascarilla si los niveles ambientales de polen son altos.
4. Ventilar poco tiempo las viviendas y sobre todo evitar abrir las ventanas al atardecer.
5. Comprobar que los filtros de polen del coche y del aire acondicionado están adecuadamente instalados y utilizables.
6. Seguir las recomendaciones de tratamiento pautadas en el informe del alergólogo y las indicaciones de los médicos y pediatras de Atención Primaria.