Las altas en los gimnasios suelen dispararse en la semana posterior a la Navidad: la combinación entre los propósitos de año nuevo y las calorías de más, contribuyen al éxodo en masa a los centros deportivos. Un entusiasmo que nos dura poco: los expertos coinciden en que la mayoría de rutinas deportivas, especialmente en los gimnasios, se abandonan a lo largo de los tres primeros meses.
Este ciclo, que vuelve a repetirse justo antes del verano y a la vuelta de las vacaciones, no resulta fácil de romper cuando nos enredamos en las excusas de siempre, que sirven para cambiar las mancuernas por el mando de la tele a la velocidad del rayo. Te recordamos las ocho más comunes, y cómo evitar caer en la desidia de la rutina deportiva.
1. 'Estoy cansado'
La falta de energía se debe más a lo que comemos que a lo que gastamos: evidentemente, la cantidad de energía necesaria no es la misma para salir a correr que para pasarse por un afterwork. La clave: cambiar las excusas por alimentos más saludables y llenos de energía, que combinen proteína y grasa en su justa medida, para que tengas el carburante necesario para acabar el día. Aguacates, carnes magras, pescado azul, plátanos, frutos secos... Haz una lista de las fuentes energéticas más habituales, e incorpóralas a tu alimentación diaria.
2. 'No tengo tiempo para hacer todo'
A la hora de entrenar, tan importante resulta el descanso como el ejercicio en sí. Durante la noche, el cuerpo se encarga de reponer y formar la masa muscular ganada durante el día, así que es imprescindible que le dediques al menos ocho horas a una actividad tan placentera como es dormir. Elabora un calendario semanal, dejando uno o dos días de descanso entre entrenamientos, y procura planificar el ejercicio para que tenga lugar a primera hora del día.
3. 'No veo resultados'
Normalmente, con un plan de entrenamiento de unas tres sesiones a la semana, los resultados no comienzan a notarse hasta el tercer mes... que es justo cuando se produce el índice más alto de abandonos. Date tiempo: combinando ejercicio con una dieta adecuada verás resultados antes de que te des cuenta.
4. 'Hacer deporte es caro'
El rango de disciplinas deportivas es tan amplio como sus precios: mientras que esquiar tiene un ratio de gasto bastante elevado comparado con los resultados que obtenemos a largo plazo, otras actividades como salir a correr, apenas requieren poco más que una inversión inicial en el equipamiento necesario. Los aparatos para hacer deporte en casa, la suscripción a la piscina o apuntarse a un equipo de fútbol o baloncesto caerían en un rango intermedio de precios.
5. 'Entrenar es aburido'
Si el deporte te parece aburrido, lo más probable es que lo estés haciendo mal, o que no hayas dado con la disciplina que mejor va contigo. Prueba con un deporte en equipo, un entrenador personal (una opción excelente si estás pensando apuntarte a crossfit al aire libre) o anima a algún amigo o compañero de trabajo a apuntarse al gimnasio contigo El deporte en pareja también es una opción. Eso sí, prohibido discutir.
6. 'Se me da mal el deporte'
Como todo, el deporte es cuestión de práctica. De hecho, una de las mejores partes de entrenar es dar cuenta de los progresos, no sólo físicos, sino también a nivel personal. Aprender una nueva disciplins deportiva es como aprender a tocar un instrumento: la constancia lo es todo.
7. 'Tengo una lesión'
Vale, esta excusa es válida para no practicar deporte. Sin embargo, muchas veces las lesiones deportivas suelen producirse después de sobrecargar un grupo de músculos, no descansar lo suficiente entre sesión y sesión, progresar demasiado rápidamente, no calentar o no practicar correctamente alguna rutina. Repasa tu tabla de ejercicios con tu entrenador o encargado del gimnasio, o consulta a un fisioterapeuta si lo tuyo es el entrenamiento fuera de las paredes del gym.
8. 'No me gusta comparame con otros'
Aunque compararse con otros es uno de los rasgos de competitividad predominantes en los deportes de equipo, normalmente lo que nos produce mayor malestar son las comparativas entre nuestro físico y el de quienes nos rodean en un centro de alto rendimiento. La clave es no centrarse tanto en cómo somos y cómo son los demás -cada persona tiene sus particularidades-, sino en lo que podemos conseguir y cuáles son nuestros objetivos y metas. Igualmente, la razón más importante para hacer deporte es mantener un estilo de vida saludable, y eso no puede ponderarse frente al espejo.