La importancia del diagnóstico precoz en la lucha contra el cáncer de mama está fuera de toda duda. Y los estudios no hacen sino corroborar este dato: en los últimos diez años, el porcentaje de mujeres con cáncer de mama avanzado (estadio III) ha descendido un 3%, al mismo tiempo que ha aumentado casi un 15% el número de tumores más pequeños (estadio I). Estos datos confirman que cada vez se producen más diagnósticos tempranos, lo que sugiere la existencia de más y mejores programas educacionales y de campañas de cribado.
Este dato positivo, junto con la mejora de las opciones de tratamiento complementario, proporcionan mejores índices de curación, lo que coincide con un incremento del 75% al 87% de la supervivencia a los cinco años de las pacientes con cáncer de mama. Así lo refleja el proyecto “El Álamo III” el tercero de una serie de estudios realizados por el Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM), cuyos principales datos se acaban de presentar, con la presencia de Esperanza Aguirre, quien vivió en primera persona la enfermedad, y coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Mujer, que se celebra el próximo día 8.
Una dura realidad
Aun así, las cifras de nuevos casos siguen llamando a la reflexión. Pese a los comentados avances, cada año, aproximadamente 26.000 mujeres en España son diagnosticadas de cáncer de mama, el tumor más frecuente en la población femenina, por delante del cáncer colorrectal y los tumores ginecológicos, según datos del informe GLOBOCAN 2012.
De ahí que cualquier intento por conocer más sobre la enfermedad sea bienvenido. “Aprovecharemos la experiencia e información contenida en estas tres ediciones para saber hacia dónde tenemos que ir en la investigación y el abordaje del cáncer de mama en los próximos años”, explica el doctor Miguel Martín
Más pacientes jóvenes
El estudio nos deja muchos datos para reflexionar. Así, uno de ellos se refiere a las franjas de edad en las que se diagnostican más casos. La edad del primer diagnóstico se mantiene sin grandes variaciones: el 31% de las pacientes tiene menos de cincuenta años, mientras que un 22% tiene 70 o más años. Pese a ello, sí se ha apreciado un ligero aumento de casos de cáncer de mama en mujeres jóvenes (un 18,6% tiene menos de 45 años) y, según los expertos, esto tiene mucho que ver con los cambios sociales y culturales sucedidos en las últimas décadas.
¿Las posibles razones? El ritmo de vida actual y la intensa actividad laboral de las mujeres españolas han provocado que la edad a la que tienen el primer hijo se haya retrasado a los 31,2 años, anulando su efecto protector contra el cáncer de mama. Al mismo tiempo, ha crecido el número de mujeres que renuncia a la maternidad. “Ambos son factores determinantes, entre otros, de un aumento del riesgo de cáncer de mama”, explica la doctora Marina Pollán, jefe de Servicio de Epidemiología del Cáncer del Instituto de Salud Carlos III de Madrid.
Del 65% de las pacientes estudiadas, solo un 5% fue madre antes de los 20 años, lo que se identifica con un menor riesgo de padecer cáncer de mama, mientras que cerca de un 14,4% de las mujeres dio a luz a su primer hijo ya cumplidos los 30 años.
Seguir investigando, pilar clave
En última década se han producido grandes avances en la investigación y el tratamiento del cáncer de mama. Este ha sido el caso de la determinación inmunohistoquímica de los receptores, cuyo uso ha permitido identificar a las pacientes resistentes a los tratamientos y el estudio de los mecanismos que provocan la adaptación del tumor al mismo.
Otro parámetro de calidad que pone de relieve este estudio es el elevado porcentaje de pacientes con cáncer de mama que se someten a una cirugía conservadora (45,8%), un 25,5% más que hace diez años. Por otro lado, “la biopsia selectiva del ganglio centinela se practicó a una proporción muy pequeña de pacientes, en torno al 6,6 por ciento. Hay que tener en cuenta que está técnica no estaba implantada de forma generalizada en esa época y, por tanto, habrá que seguir este dato en futuras ediciones de El Álamo”, puntualiza la doctora Ana Lluch, jefe de servicio de Hematología y Oncología del Hospital Clínico Universitario de Valencia.
No menos importantes son los datos relativos a la radioterapia. Su uso se ha incrementado en un 11%. Como dato relevante de la calidad de la radioterapia, de acuerdo al estudio, un 92,2% de las pacientes con cirugía conservadora la recibieron.
También se aprecia un incremento en el uso de la quimioterapia como tratamiento complementario para el cáncer de mama: un 45%, un 80% y un 86% de las pacientes diagnosticadas en estadio I, II y III la recibieron sola o en asociación con terapia endocrina. Casi la mitad de las pacientes que no recibieron quimioterapia complementaria (45,5%) eran mayores de 70 años.