Pies planos y dolores de rodilla: dos dolencias relacionadas
Es fundamental la utilización de un calzado adecuado, evitar la obesidad y realizar ejercicios específicos
Plantillas, zapatos especiales… Son muchas las personas que se han enfrentado a un diagnóstico de pies planos. De hecho, según algunos recientes estudios internacionales, un 25% de la población tiene este problema y, de éstos, un 75% son mujeres. Nos encontramos con una patología común que, desde el punto de vista médico, conlleva una desviación del eje del antepié y del talón que altera la relación de los huesos del pie y debilita la estructura mecánica de toda la extremidad inferior.
El Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) ha resaltado que la detección precoz y el uso de tratamientos adecuados a cada caso, que pueden ir desde propuestas ortopodológicas a la cirugía, son fundamentales para evitar molestias futuras y un deterioro progresivo de la marcha al caminar.
Este problema está, además, muy vinculado con otras dolencias. En concreto, han señalado que los adultos con pie plano son más propensos que los que tienen un arco pronunciado a sufrir dolor crónico de rodilla por el impacto que cada pisada genera sobre la misma. Ante esta situación, han indicado que el uso de plantillas personalizadas es una de las mejores alternativas de tratamiento, ya que permitirá compensar la pisada y normalizar la marcha.
No todos los casos son iguales
En los adultos existen diferentes tipos de pies planos que conllevan distintas consecuencias en las personas que los padecen. Por un lado, está el flexible que puede presentarse sin que existan alteraciones de importancia y no provoca molestias. Por otro lado, se encuentra el rígido que se debe a deformaciones congénitas o adquiridas que requieren ser evaluadas cuidadosamente y en un estadio temprano para evitar una alteración gradual de la marcha. Suele ser muy doloroso y puede ir acompañado de la retracción del tendón de Aquiles. Por último, el pie plano adquirido o que se desarrolla con la edad, generalmente se corresponde con un mal funcionamiento del tendón del músculo tibial posterior, que puede acabar dañándose e, incluso, rompiéndose.
“En las personas mayores, la artritis, la artrosis o padecer algún tipo de alteración neurológica pueden acabar generando un pie plano que con mucha seguridad irá acompañado de molestias en las extremidades inferiores, problemas para estar mucho rato de pie, para realizar largas caminatas o de impotencia funcional del pie. Por esto es fundamental acudir al podólogo ante el menor síntoma, para que pueda examinarlo correctamente y decidir el mejor tratamiento para cada caso”, explica Alfredo Martínez, presidente del ICOPCV.
¿Qué medidas debemos tomar?
Desde el Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana se recomienda la utilización de un calzado adecuado, evitar la obesidad y realizar ejercicios específicos dirigidos por un profesional. Además, es clave que un podólogo realice controles periódicos del tratamiento con plantillas para valorar el grado de corrección o compensación del mismo y modificarlo si fuera necesario. Y es que el objetivo es llegar a la situación en la que un pie plano bien compensado con plantillas y con buenas capacidades musculares, sea un pie asintomático.