Una de las 'sorpresas' más habituales que recibimos a la hora de hacernos un chequeo médico son unas cifras de tensión arterial elevada. Cierto es que en ocasiones puede tratarse de un caso de hipertensión por motivos emocionales, la llamada ‘tensión de bata blanca’, que hace que se disparen las cifras por el mero hecho de acudir a la consulta del médico. Pero no es este caso el más habitual: el tensiómetro no suele mentir, y sólo hay que pensar en las crecientes cifras de hipertensos en el mundo desarrollado. Lo cierto es que los médicos insisten en que lo ideal son cifras iguales o inferiores a 125 de sistólica (la habitualmente denominada alta) y 80 de diastólica (la baja). Pero, ante ese diagnóstico, te surgen dudas.
-Lo primero, ten en cuenta que una toma aislada de la tensión no es válida para sacar conclusiones, ya que depende de la situación específica en la que nos encontramos antes y durante la toma. Los expertos insisten en que hay que realizar tomas sucesivas dos o tres veces por semana durante al menos cuatro semanas.
-Además, las tomas deben hacerse a la misma hora del día, siendo el momento ideal a media mañana. La media de todas estas tomas serán una muestra bastante aproximada del estado de nuestra tensión arterial.
-Algunos de los factores que influyen en un aumento de la tensión arterial son: fumar, una dieta rica en grasas, la obesidad, el aumento de colesterol en la sangre, el estrés, la vida sedentaria y la falta de ejercicio físico.
-Por todo ello, es fundamental adquirir hábitos de vida saludables, como, por ejemplo, mantener controlado nuestro peso. Y es que no hay que olvidar que la obesidad es una de las principales causas de la hipertensión, algo que preocupa a los expertos, sobre todo teniendo en cuenta el gran incremento de la obesidad infantil, que aumenta el riesgo de padecer hipertensión cuando se llega a la madurez.
-Además, la alimentación es un pilar fundamental: hay que reducir la ingesta de sal y seguir una dieta cardiosaludable –rica en frutas, verduras y lácteos bajos en grasa, que incluya cereales integrales, pescado, carnes blancas magras y frutos secos-, dejar de fumar, reducir la ingesta de alcohol y realizar ejercicio de forma regular.