Esta Navidad, ¡cero estrés!
Las compras, los compromisos familiares, las prisas... estos días pueden generar momentos de ansiedad a algunas personas
Llegan las semanas más completas del año en lo que a compromisos y planes se refiere. Hay que organizar la agenda a conciencia para que no nos desborden las compras navideñas, los compromisos con amigos y familiares, la organización de cenas o comidas en casa... E incluso para los más organizados, siempre pueden surgir imprevistos de última hora… No hay duda: para muchas personas, el estrés se acentúa en la época navideña.
Estrés generado por varios factores: uno de ellos son las compras, especialmente en estos momentos complicados desde el punto de vista económico, pues aumentan los gastos, asociados a los compromisos sociales como cenas, salidas nocturnas y ocio familiar, la compra de regalos y un sinfín de imprevistos. Y junto a los gastos, las reuniones familiares, en las que al margen de posibles 'diferencias de pareceres' entre los miembros, también se pueden vivir momentos de tristeza o nostalgia por el recuerdo de seres queridos ya desaparecidos. Además, la responsabilidad para organizar actividades lúdicas durante estos días, o la toma de decisiones sobre dónde celebrar las reuniones familiares son motivos que pueden producir alteraciones de estrés y ansiedad.
Más cansancio
Es una época en la que, además, el cansancio aumenta, pues se nos acumulan las actividades y los compromisos -¡todo el mundo quiere verse en Navidad!-. Si a esto le sumamos las vacaciones escolares, que obligan a los padres a organizarse para cubrir el extenso descanso de los colegios, a organizar actividades con los niños, que pasan más tiempo de estos en casa y sobre todo, se genera un cambio radical en los patrones diarios de actividad… ¡tenemos un cóctel complicado!
Algunas personas logran permanecer despreocupadas y relajadas a pesar de la tensión y las presiones que soportan en cualquier momento, incluida la Navidad, pero para muchas un problema insignificante -no encontrar el regalo que queremos, grandes acumulaciones de gente, organizar la lista de la compra...- se convierte con frecuencia en fuente de preocupaciones e irritación continua. Todo ello hace que muchos estén deseando que llegue ya el 7 de enero para volver a la normalidad.
Por eso, nos hemos propuesto darte una serie de consejos para que disfrutes, o al menos lo intentes, estas fechas.
-Es fundamental poder prever o prevenir el acontecimiento estresante, ya sea deseado o no deseado, y que nos genera tensión. Poder dominar la situación da tranquilidad, pero su falta de control produce ansiedad y estrés.
-Ajusta tus expectativas y no esperes “milagros”. Intenta relativizar, es sólo un día, un acontecimiento. Prioriza, distingue entre lo que depende de ti y lo que no, acéptalo y recuerda que todo pasa.
-Prueba a organizarte y hacer las compras y preparar los platos con cierta antelación, ¡hay algunos que quedan mejor si se preparan el día antes!
-En el caso de familias muy numerosas, para evitar la angustia que supone tener que comprar muchos regalos, se puede establecer un sistema como el “amigo invisible”; también se puede acordar entre todos un precio límite razonable. Y para evitar la sobrecarga de trabajo de los anfitriones, cada invitado puede llevar un plato para la comida o la cena.
-Hay que intentar tomarse el tiempo necesario para decidirse, pero a la vez hay que tener decisión. La idea es analizar las situaciones, sacar conclusiones y aplicarlas.
-Siempre que puedas, te vendrá bien pedir opinión y consejo.
-Y, por qué no, también puede ayudarte poner en práctica ejercicios de relajación muscular, pues existen multitud de métodos para conseguir destensar los músculos. Acudir a un gimnasio para descargar tensiones y, en el caso de necesitarlo, trabajar con un fisioterapeuta y profesionales especializados puede ser una opción estupenda.
-Seguro que has oído en más de una ocasión la importancia de la respiración, pues respirar de forma profunda y consciente es una de las mejores armas contra la tensión y el estrés.
-Entre comida familiar y reunión de amigos, puedes sacar un ratito para la meditación, pues con ella se reduce el consumo de oxígeno, aumenta la actividad cerebral eléctrica y disminuyen el pulso, el latido cardiaco y la tensión arterial. Existen muchas técnicas diferentes de meditación, pero todas persiguen el mismo objetivo: lograr la serenidad, vaciando la mente de las preocupaciones que la agitan.
-Y, por último, conviene recordar el verdadero sentido que estas fiestas tienen, y hacer acopio de buena voluntad.