Objetivo de este curso: cuidar tus hábitos posturales
Las malas posturas durante la jornada laboral pueden pasarnos factura
Ya estás al pie del cañón. Ha comenzado –para casi todos- el nuevo ‘curso’. Este año, vamos a proponerte, si eres de los que pasas horas ‘pegado’ a un ratón de ordenador o bien si haces un movimiento repetitivo en tu trabajo, que tengas muy presentes tus hábitos posturales. Así lo consideran expertos cirujanos ortopédicos y traumatólogos, que hacen una llamada de atención sobre las consecuencias de los malos hábitos posturales durante la jornada laboral.
Permanecer sentados de forma prolongada puede resultar perjudicial sobre todo si nunca nos levantamos o tratamos de cambiar de posición. El peso del cuerpo tiende a caer hacia delante, de modo que la espalda soporta toda la carga. A veces, para aliviarnos, desviamos el peso hacia las caderas y es entonces cuando sufren las articulaciones de las vértebras lumbares. Ante esta situación, las sillas anatómicas son eficaces pero no constituyen la solución. Además de cambiar de postura hay que vigilar el modo en el que nos sentamos. Para hacerlo bien hay que mantener la cabeza erguida, los hombros elevados y la espalda relajada y bien apoyada en el respaldo de la silla.
Las lesiones más habituales
Entre las lesiones más comunes se encuentran los dolores de cuello, de carácter muscular o degenerativo (cervicalgias), tendinitis de hombro, codo o muñeca, dolores lumbares (lumbalgias y lumbociáticas), síndromes compresivos de los nervios de la mano (túnel carpiano) o del codo (nervio cubital), entre otras. Y, lamentablemente, se trata de lesiones cada vez más frecuentes debido al estrés de la vida laboral. Y también a que, debido a la falta de tiempo, no hacemos ejercicio, lo que nos impide tener a punto nuestro cuerpo de la forma adecuada para afrontar nuestra actividad diaria, sobre todo teniendo en cuenta nuestras circunstancias individuales como edad, peso, constitución física, presencia de otras enfermedades u otros hábitos como tabaco y alcohol.
Además de esto, el excesivo número de horas en la misma posición, propio de los trabajos de oficina y también de oficios que requieren de fuerza (uso de martillos neumáticos, herramientas pesadas), el mal uso de los teclados o el ratón, la posición de nuestro cuerpo en relación a la maquinaria o aparatos a utilizar, etc, han hecho que en los últimos años se haya incrementado considerablemente el número de consultas a especialistas debido a este tipo de lesiones. En este sentido, la región lumbar, la zona cervical y la extremidad superior son las partes más vulnerables a sufrir este tipo de lesiones.
¿Qué podemos hacer?
En los trabajos de oficina, sería recomendable mantener una adecuada posición, con la espalda completamente apoyada en la silla, un correcto reposacabezas y un realce bajo los pies que eviten la sobrecarga de determinados músculos. Aunque la posibilidad de relajar o tonificar los grupos musculares que se endurecen y tensan durante el trabajo es reducida, no hay que dudar en levantarse con frecuencia y moverse, cambiar de actividad, aunque no exista necesidad para ello. Con la flexión y extensión de los músculos por breves períodos de tiempo se puede conseguir relajación y descanso para ellos. El masaje muscular y el automasaje son dos posibilidades que también ayudan a mejorar la recuperación muscular, beneficiando además la circulación sanguínea y aliviando el dolor y la tensión.
Además, es buena idea practicar algún deporte o realizar ejercicio físico habitual durante las horas de ocio.