La manzana, una gran fuente de salud
Un estudio ha llegado a la conclusión de que puede ser una buena aliada para prevenir distintos tipos de cáncer
Una enfermedad como el cáncer tiene multitud de implicaciones y de factores que pueden influir en su aparición. Pero también hay determinados factores relacionados con el estilo de vida que pueden ayudar a prevenirlo, como te hemos contado en más de una ocasión. Y un papel fundamental es el de la alimentación. Pues podríamos decir que si hay un alimento ‘top’ en este sentido, ése puede ser la manzana.
Investigadores del Instituto Mario Negri de Milán decidieron dar un giro al clásico refrán inglés para preguntarse si “An apple a day keeps the oncologyst away?” ("¿una manzana al día mantiene al oncólogo alejado?"). Y la respuesta, tras una década de estudio sobre casi 15.000 personas, es que sí: la ingesta regular de al menos una manzana al día reduce significativamente la probabilidad de desarrollar tumores causados por varios tipos de cáncer según los resultados de este estudio.
Del total de los 14.838 pacientes que formaron parte de esta investigación, la mitad consumía una o más manzanas al día mientras que el resto no consumía ninguna. Y se tuvieron en cuenta factores como la edad, sexo, educación, índice de masa corporal y actividad física junto al consumo de tabaco, alcohol y vegetales. El contraste de los datos recogidos ha arrojado los siguientes resultados: el riesgo de desarrollar un tumor entre los consumidores de manzana se vio disminuido un 25% para el cáncer de esófago, un 21% para el cáncer bucal, un 20% para el cáncer de colon-recto, un 18% para el cáncer de mama, un 15% para el ovárico y un 9% para el de próstata.
Cóctel de sustancias beneficiosas
Así pues, se ha demostrado una relación inversa entre el consumo de manzana y el riesgo de padecer varios tipos de cáncer, confirmándose que a mayor consumo, se presenta un menor riesgo. Esto se debe, en gran parte, a que esta fruta es la principal fuente de dos potentes sustancias que protegen frente a la oxidación: los flavonoides inhiben el crecimiento de las células cancerosas mientras que las proantocianidinas modulan la función inmunitaria y la activación plaquetaria. Así, la combinación de ambos antioxidantes hace de la manzana un alimento que, entre otros muchos beneficios para el organismo, posee un alto potencial en la prevención de dolencias cancerígenas.
Cómo aprovechar mejor los beneficios de la manzana
-Para extraerle el máximo partido antioxidante a las manzanas, se aconseja lavarlas bien y consumirlas sin pelar, aprovechando todos sus nutrientes, ya que los flavonoides (sustancias que intervienen en la coloración de algunas flores, frutos y plantas) se presentan con una mayor concentración en la piel de esta fruta y justo debajo, en la capa más externa de su pulpa.
-Otro factor a tener en cuenta para que el consumo de la manzana tenga, efectivamente, un papel protector frente a dolencias cancerígenas es la regularidad. La investigación llevada a cabo por el Instituto Mario Negri demuestra cómo los resultados son significativos para aquellos que toman una o más manzanas al día. Es decir, que es importante que la ingesta de esta fruta se convierta en un hábito.
-Para aquellos que no suelen tomar postre o que prefieren optar por lácteos o dulces, cabe señalar que el hábito de tomar una manzana al día puede instaurarse en cualquier momento de la jornada. Val Venosta recomienda tomarla como un tentempié saludable, que puede tomarse a media mañana o por la tarde, permitiéndonos aguantar hasta la comida o la cena con el apetito más calmado. Esto, además, nos ayudará a evitar los excesos que se comenten al llegar hambriento a la mesa y que no suelen sentarle bien a nuestro organismo.
-Otra recomendación, precisamente por su potencial preventivo frente al cáncer y otras dolencias, es que la costumbre de comer manzanas diariamente se adquiera desde la infancia. Muchos niños se muestran reacios a la fruta porque, habitualmente, se les ofrece después de las comidas, cuando ya están saciados o prefieren escoger otro tipo de postres que les resultan más atractivos. Para despertar el interés de los pequeños, en ocasiones es necesario variar estas costumbres. Val Venosta aconseja ofrecer una manzana a los niños tras una sesión de actividad física. Al estar compuesta en un 85% por agua, calmará su sed y el apetito que puede habérseles despertado de manera más nutritiva que los refrescos y la bollería.
-Para luchar contra el rechazo inicial que pueden mostrar algunos pequeños, conviene que el tamaño de la manzana sea proporcional al del niño. Otra estrategia es ofrecérsela troceada en cubitos o cortada a rodajas para que comerla con las manos le resulte entretenido y le otorgue cierta sensación de autonomía.
-Es importante recordar que, a diferencia de lo que ocurre con otros alimentos que también presentan sustancias antioxidantes, en la manzana su presencia prácticamente no varía si la tomamos fresca, guisada o al horno. Por lo que Val Venosta propone tomar regularmente manzana asada como postre o incluirla como guarnición en guisos, ensaladas y menestras para ir creando el hábito. Esta opción puede ayudarnos a aligerar menús más contundentes y dar un nuevo toque nuestros platos.