'¡No puedo más!'... Seguro que alguna vez te has encontrado en esta situación. El ritmo vertiginoso del día a día te sobrepasa y necesitas un respiro si no quieres dejarte vencer por el estrés. Pero a veces no es sencillo relajarse. Por eso vamos a darte un pequeño truquito para instaurar un poco de paz en momentos de inquietud: es tan sencillo como respirar profundamente. Tan sólo requiere encontrar un espacio más o menos tranquilo y concentrarse, durante dos minutos, en la respiración, llenando a fondo los pulmones y vaciándolos del todo. Inspirar profundamente, sintiendo como nos llenamos de aire, y espirar lentamente, concentrándonos en cómo se vacían, y repitiendo varias veces.
¿Qué consigues? Todo son ventajas, pues este ejercicio tan sencillo regula el pulso, disminuye la frecuencia cardiaca, controla el estrés y libera la mente. ¿Quién da más por menos?