Analítica de rigor, y malas noticias en forma de unos índices elevados de colesterol. Y no es extraño en las revisiones otoñales tras los excesos del verano, que se manifiestan, además, en forma de kilos de más. No hay que asustarse, pero sí poner remedio, pues la Sociedad Española de Cardiología (SEC) nos advierte de que el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular está directamente relacionado con los niveles de colesterol total en sangre.
A pesar de esta evidencia científica, el 56,1% de los españoles de más de 25 años (58,9% de los hombres y 52,9% de las mujeres) tiene el colesterol elevado, según datos de la recién publicada EuroHeart II, la Estadística de la Enfermedad Cardiovascular en Europa. Y la cosa no se queda ahí, pues el informe también revela que el 16,4% de los españoles tiene valores considerados muy altos, por encima de los 240 mg/dl, pacientes a los que se les recomienda un tratamiento inmediato. Controlar los niveles de colesterol es fundamental para preservar la salud, ya que este lípido es el responsable del 8% de toda la carga de enfermedades de los países desarrollados, del 60% de las enfermedades de corazón y del 40% de los infartos cerebrales.
¿Y en el resto de Europa?
Los valores más altos de colesterol total se han observado en los países del Norte y Oeste de Europa y los más bajas en los países del Este, procedentes de la extinta Unión Soviética. Así, entre los que tienen la prevalencia más alta de exceso de colesterol figuran Islandia (casi el 70% de la población), Luxemburgo, Andorra, Alemania, Dinamarca e Irlanda. Entre los que las tienen más bajas figuran Tayikistán en primer lugar (24%), seguida de Uzbekistán, Kirguizistán, Azerbaiyán, Turkmenistán, República de Moldavia y Georgia.
¿Qué nos indican estas cifras? “Estos datos reflejan el hecho de que existen diferencias claras en los hábitos de alimentación y actividad física entre los países integrantes de la Unión Europea, sin menospreciar la influencia que tienen diferentes formas de alteraciones genéticas en el metabolismo de colesterol que son bastante frecuentes en los países mediterráneos”, explica el Dr. Alberto Cordero, miembro de la SEC y cardiólogo del Hospital San Juan de Alicante.
Sin embargo, sí que parece evidente que los fármacos para controlar este índice están haciendo su función. "En las últimas décadas se ha experimentado un avance en el control de la hipercolesterolemia debido, fundamentalmente, a la disponibilidad de fármacos muy eficaces, seguros y bien tolerados para reducir de forma muy importante los niveles de colesterol. Algunos estudios nacionales han puesto de manifiesto que la hipercolesterolemia es uno de los principales determinantes de la aparición de infarto agudo de miocardio en España, que sigue siendo la primera causa de muerte en nuestro país aunque con una incidencia sensiblemente inferior a la del resto de países europeos. Por el contrario, algunos de estos, como Suecia, Alemania o Inglaterra, pusieron en marcha iniciativas, hace más de una década, para concienciar a la población e incentivar a los médicos en relación al control del colesterol. Sin embargo, las iniciativas en nuestro país han sido más tímidas y con menor calado pero no deberían abandonarse”, aclara el doctor.
Colesterol “bueno” y “malo”
Seguro que has oído hablar de que existe un colesterol al que llamamos bueno y otro que no lo es. El colesterol HDL (cHDL) o colesterol “bueno”, que se compone de unas partículas que son lipoproteínas de alta densidad y que protege del desarrollo de enfermedades cardiovasculares, y el colesterol LDL (cLDL) o colesterol “malo”, que es un lípido que contiene proteínas de baja densidad. El LDL se considera “malo” porque es el encargado de transportar el colesterol a los tejidos y cuando sus valores son elevados penetra en las arterias, formando placas de aterosclerosis. Las placas de aterosclerosis pueden llegar a producir obstrucciones al flujo sanguíneo y causar angina de pecho, falta de riesgo en el cerebro o en las piernas, pero además en caso de inestabilizarse bruscamente pueden favorecer la formación de un trombo que ocluya completamente el riego sanguíneo, lo que se manifiesta como un infarto agudo de miocardio, un infarto cerebral o una isquemia aguda de una extremidad.
Por el contrario, el colesterol HDL es “bueno” porque extrae el exceso de colesterol de las arterias y el resto de tejidos, y lo transporta al hígado donde es eliminado a través de la bilis.
¿Cuáles deberían ser las cifras?
Los expertos aclaran que para prevenir las enfermedades cardiovasculares, la cantidad total de colesterol en sangre no debe exceder de 220 miligramos por decilitro (mg/dl) en personas sanas y ser lo más bajo posible en personas que ya tengan una dolencia cardiovascular, la de HDL debe superar los 40 mg/dl y la de LDL no debe rebasar los 155 mg/dl. Al respecto, las mujeres tienen la ventaja de que su organismo posee niveles más altos de colesterol bueno, en torno a 40-45 mg/dl de HDL en en la edad fértil, frente a los hombres, que tienen menos colesterol bueno, alrededor de 35-40 mg/dl de HDL. Ambos sexos deben mantener los niveles de colesterol malo por debajo de los 130 mg/dl de LDL.
¿Cómo podemos controlarlo?
El hígado fabrica el 80% del colesterol que hay en el organismo, mientras que el 20-25% restante se obtiene a través de la ingesta de alimentos de origen animal, ricos en grasas saturadas. Este 20%-25% es el escaso margen disponible para controlar tanto la cantidad total, como la proporción de colesterol “bueno” y la de colesterol “malo”, presentes en el organismo. Para lograr mantener las cifras deseadas, la SEC recomienda tomar las siguientes medidas:
• Practicar ejercicio físico de forma regular, porque aumenta los niveles de HDL.
• Limitar la ingesta de grasas saturadas presentes en alimentos con grasa de origen animal, como la mantequilla, los quesos, los embutidos, la yema del huevo, las vísceras y las carnes muy rojas, ya que incrementan los niveles de LDL.
• Evitar el consumo de productos industriales, muy procesados, ya que contienen grasas trans, muy perjudiciales para la salud, que elevan el colesterol.
• Como norma general, se debe seguir una dieta cardiosaludable, como la dieta mediterránea, basada en el consumo de verduras y frutas (ricas en fibra), pescado azul, aceite de oliva y frutos secos con moderación (porque contienen grasas saludables que aumentan el HDL), así como de vino (no más de dos copas al día).
• Abandonar el tabaquismo.
• Tomar la medicación (estatinas u otros fármacos) que prescriba el médico para reducir los niveles de colesterol 'malo' en los casos en que sea necesario, como el de los pacientes con hipercolesterolemia familiar, una enfermedad hereditaria por la que se tiene el colesterol elevado desde el nacimiento.