Las gafas de sol se convierten en el aliado indispensable frente a los efectos nocivos
del sol en los ojos. En la imagen, Anne Hathaway y Adam Shulman.
Junto con nuestra piel, los ojos también sufren los efectos del sol y pueden pagarlos muy caro. El incremento de la radiación solar y el mayor tiempo al aire libre pueden ocasionar daños irreversibles en la visión y en los párpados, según advierte la Fundación Rementería en un informe, en el que se analizan los últimos estudios científicos al respecto.
Y es que las consecuencias a largo plazo de los rayos ultravioleta (UV) cuando no se protegen los ojos pueden llegar a ser, en los casos más graves, cáncer de párpado, estenosis canalicular, cataratas, retinitis, quemaduras y crecimiento anormal del tejido de la córnea. Según el doctor Javier Hurtado, director médico de la Fundación Rementería, en España, a pesar de disfrutar de muchas horas de sol, no siempre se protege la vista como se debería de los efectos adversos de las radiaciones.
Además, un estudio publicado en febrero en la revista Retina demostró que “en las zonas donde hay mayor debilitamiento de la capa de ozono se produce más radiación y mayor incidencia de retinitis solar”. Los autores, de la Universidad de Pensilvania (EEUU), insisten en la necesidad de protegerse contra los rayos UV. En ese mismo sentido, la Agencia Española de Meteorología alertaba de que en junio se alcanzaron valores máximos de radiación ultravioleta. Así, amplias zonas del país oscilaron entre valores de 10 y 11 puntos (en una tabla que va del 1 al 11). “La protección de los ojos y la piel contra la radiación solar es crítica durante todo el año, pero especialmente en verano”, explica el doctor Hurtado.
Aumentan los casos de cáncer
Tal vez nunca te lo habías planteado, pero el cáncer también puede afectar a los ojos. Los párpados y la órbita ocular son dos de las zonas más proclives para la aparición de cánceres de piel. En ellos se concentran el 10% del total de este tipo de tumores, según cifras de la asociación norteamericana Skin Cancer Foundation. Además, su incidencia se ha incrementado un 3% en los últimos años hasta alcanzar una cifra de 2 millones de casos anuales, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La mayoría de estos tumores presentan una apariencia benigna, por lo que son difíciles de diagnosticar. “El problema es que muchos pacientes no dan importancia a un pequeño bulto o verruga en la zona del ojo porque creen que se trata de una lesión temporal, y a veces cuando llegan a consulta el tumor está muy extendido hacia dentro”, explica el doctor Hurtado. Ante el primer síntoma “se debe realizar una biopsia que nos permita saber el alcance de la lesión; aunque mucha veces se recomienda extirpar completamente la tumoración, una técnica que no deja secuelas estéticas si se realiza a tiempo”, concluye.
Así lo confirma otro estudio -publicado en la revista The International Journal on Orbital Disorders, Oculoplastic and Lacrimal Surgery-, que demuestra que el carcinoma de párpado “casi siempre presenta apariencia benigna”, a pesar de que se trata de un tumor maligno con mucha capacidad destructiva. La investigación, llevada a cabo por el departamento de cirugía oncológica de la Universidad de Nueva Deli (India), subraya la necesidad de una detección temprana y de una intervención quirúrgica para evitar la propagación de la enfermedad.
Aplicar el sentido común
Teniendo en cuenta estos datos, es evidente que no debemos despreocuparnos de la salud de nuestros ojos en verano. Por ello, la Fundación Rementería recomienda protegerse con gafas de sol adecuadas y cerradas por las sienes, utilizar sombreros o gorras de ala ancha, aplicarse protector solar de factor 15 o superior también alrededor de los ojos y evitar la exposición directa al sol. La salud de tu mirada te lo agradecerá, pero también su belleza, pues el uso de gafas de sol hace que evites el guiño continuado de los ojos, que favorece la aparición de arruguitas. Está claro que todo son ventajas.