Siempre hay que prestar especial atención a los ojos, pero especialmente en verano, cuando sufren más los efectos del sol. Por ello, los especialistas de Clínica Coro te dan algunos consejos para que este año puedas disfrutar del buen tiempo y de la playa sin poner en peligro tu salud ocular.
- Gafas de sol, ¡siempre! El primer aspecto que no debemos olvidar este verano es la protección de nuestros ojos con unas gafas de sol que nos aíslen de la radicación solar con unos cristales homologados y un buen filtro solar, es decir, compradas en ópticas.
- Más protección para los más pequeños. Jesús Pizarros, director técnico de Clínica Coro, alerta de que cada vez son más “los jóvenes que acuden a la clínica con enfermedades y patologías oculares”. Pizarroso explica que el ojo de un niño es mucho “más sensible a la luz solar ya que el cristalino no regula del todo la penetración de la radicación”. Además, los jóvenes y los niños, en verano permanecen durante más tiempo al aire libre sin ningún tipo de protección en sus ojos, lo que a la larga se traduce en una aparición de cataratas a una edad más temprana. Por ello, para evitar la aparición de estas enfermedades, los expertos de Clínica Coro recomiendan prestar mucha atención a la vista de los más pequeños. “Se recomienda el uso de gafas de sol a partir de los 5 ó 6 años así como el uso de gorros o sombreros y evitar la exposición en las horas de máxima intensidad, de las doce del mediodía a las cuatro de la tarde”.
- La alimentación, buena aliada. En verano nuestra alimentación es mucho más ligera. Ensaladas, frutas o verduras son los alimentos más consumidos y también son los ideales para cuidar nuestra vista.
Aquellos alimentos ricos en antioxidantes como las frutas tropicales, los cacahuetes, las legumbres o el pescado reducen el riesgo de padecer cataratas, actúan como protectores de la luz y luchan contra los radicales más nocivos para la vista. - ¡Ojo con las lentillas! Nos permiten ver en la playa o en la piscina sin necesidad de llevar gafas, sin embargo, en verano nos pueden generar multitud de infecciones oculares.
Jesús Pizarroso explica que “una lente de contacto funciona como una esponja”, es decir, en contacto con algún fluido lo absorbe hasta quedar empapado. El agua de la piscina contiene cloro y numerosos antialgas, que no generan ningún tipo de reacción en el cuerpo humano pero sí en los ojos. “Si nos bañamos con lentillas, en cuanto abrimos los ojos éstas se empapan de cloro y antialgas y eso se queda en el ojo. Unos microbios que a la larga nos puede provocar infecciones, conjuntivitis o queratitis, la inflamación de la córnea”, confirma Pizarroso. - Hidrata el ojo. El ambiente seco y los aires acondicionados son uno de los peores enemigos del ojo. Cuando nos encontramos en lugares climatizados, el aire es muy seco y se renueva poco, dos elementos que provocan que la lágrima del ojo se evapore con más rapidez.
Jesús Pizarroso nos recomienda “tener varios recipientes con agua repartidos por el lugar donde nos encontremos o tener plantas. Nos ayudarán a humedecer el ambiente y evitar que aparezcan las molestias oculares”. Es importante cuidar nuestra salud ocular para evitar que se agudice la enfermedad del ojo seco.