¿Una primavera suave o complicada para los alérgicos?
Los expertos apuntan que la escasez de lluvias beneficiará a los afectados por el polen
Como cada año por estas fechas, el tema de las alergias vuelve a ponerse de plena actualidad. Estornudos, congestión, malestar... la primavera que está ya cerca en el calendario es la época más complicada para quienes las padecen. Sin embargo, según los expertos, este año será una estación suave para los alérgicos. ¿Las culpables? Las escasas lluvias y es que, en este caso, no hay mal que por bien no venga: la escasez de precipitaciones de este invierno –el más seco en décadas- es un dato nefasto para nuestros embalses y para otro tipo de dolencias, pero en el caso de las alergias puede tener su lado positivo.
Tal y como explica el doctor Francisco Feo Brito, coordinador del Comité de Aerobiología de la SEAIC “el perfil climático de la España continental, que se caracteriza por ser seco y por temperaturas extremas, favorece que las concentraciones de pólenes alcancen en nuestro país niveles elevados. Esta alta exposición provoca que entre un 15% y un 20% de la población presente alergia a pólenes, llegando a alcanzar hasta un 40% entre la población adolescente”.
Pero como decíamos, las escasas lluvias registradas en los últimos meses permiten prever que esta será una primavera de polinización moderada. “El índice de acumulación de pólenes suele estar marcado por la pluviosidad de los meses de otoño e invierno y este año ha sido bastante escasa. En consecuencia, esperamos que las concentraciones de polen de gramíneas se sitúen en torno a los 2.600 granos/m3 de aire, lo que consideramos para la región centro como una primavera entre leve y moderada”, revela el doctor Feo. “En 2011, la concentración total alcanzó los 4.100 granos/m3, un 24 % menos de lo previsto por las lluvias del mes de mayo, convirtiéndose en una primavera moderada”, recuerda el experto. "Para su polinización, la gramínea requiere otoños muy lluviosos y climatología anticiclónica en el mes de mayo, de ahí que esta primavera las concentraciones de este alérgeno serán significativamente menores”, afirma el alergólogo.
Las 'dichosas' gramíneas
En España, según un estudio realizado por el Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), el tipo de polen que más afecta a los pacientes alérgicos es el de gramíneas, con un 80% de afectados, seguido del polen de olivo (43%), quenopodiáceas (27%), plátano de sombra (22%), cupresáceas (13%) y parietaria (11%). Teniendo en cuenta estos datos, las previsiones anuales de incidencia de reacciones alérgicas se basan en las concentraciones de gramíneas, que, además de ser el tipo de polen que mayor número de episodios causa a la población, es el más alergénico.
Polen+contaminación, cóctel peligroso
Pero además, hay otros componentes que influyen en su aparición, como puede ser la contaminación. El alto nivel de industrialización de algunas ciudades ha hecho que durante los últimos años se haya incrementado de forma alarmante el número de casos de alergia respiratoria. La causa no es sólo el aumento de los niveles de polen, sino que éste, en combinación con los distintos agentes contaminantes, puede llegar a hacerse mucho más agresivo. El doctor Feo explica que “la mezcla de pólenes de plantas y partículas de contaminación es muy peligrosa. El polen de ciudad es mucho más agresivo ya que la contaminación produce cambios en la estructura de las partículas y éstas tienen mayor capacidad de provocar sensibilización en el paciente, el paso previo a padecer una alergia”.
Por otro lado, la contaminación atmosférica no sólo afecta a las vías respiratorias, también se deposita posteriormente en el suelo, afectando directamente a las semillas, raíces y al desarrollo de la planta. Los contaminantes son tóxicos y además producen estrés ambiental, alterando las características fisiológicas de las plantas y convirtiendo a los pólenes en más alergénicos y potentes.
En cualquier ciudad donde el tráfico es intenso, son las partículas diesel los agentes contaminantes que con mayor frecuencia empeoran la evolución de las personas alérgicas. “Se ha demostrado que en áreas con alta densidad de vehículos, la liberación de las sustancias proinflamatorias en los pólenes alergénicos es más del doble que en las zonas rurales con menos tráfico, y estas mismas sustancias hacen que el propio polen contacte con las vías respiratorias y pueda actuar iniciando incluso la reacción alérgica”, asegura el alergólogo.
De “estacional” a “perenne”
En la década de los 90 la sintomatología de los pacientes alérgicos a pólenes se limitaba a los meses de mayo y junio. Sin embargo, el perfil de la alergia a pólenes se ha modificado y, actualmente, sólo el 10% de los alérgicos está sensibilizado a un único polen. Tal y como apunta el doctor Feo, “la mayoría son alérgicos a varios pólenes. Sus molestias empiezan en febrero y se prolongan durante los meses de verano. La clásica alergia 'estacional' se convierte casi en 'perenne'“.