Cicatrices: guía para tratarlas
Los expertos resumen en un decálogo las claves para cuidarlas y mejorar su aspecto
Algunas son fruto de accidentes inesperados y otras de intervenciones quirúrgicas. Así, muchas personas se ven obligadas a 'convivir' con sus cicatrices. Y precisamente de ella se ha hablado en el II Congreso Nacional de Heridas y Cicatrización que se ha celebrado recientemente. Los expertos que se reunían en esta cita han resumido en 10 consejos básicos algunos de los métodos y recomendaciones más importantes a tener en cuenta en el cuidado de las cicatrices, así como los mejores tratamientos para reducir las alteraciones físicas y psicológicas que pueden llegar a provocar en caso de agravarse.
Los expertos apuntan que, si bien el tiempo de cicatrización y su evolución depende de múltiples factores, -como la profundidad en la piel, el origen de la lesión, su localización, la edad del paciente o incluso factores genéticos-, existen diversas claves y tratamientos generales y fáciles de seguir que pueden contribuir de forma decisiva a que la recuperación sea más rápida y saludable.
Prevenir antes que curar
Poner en marcha las medidas de prevención lo más temprano posible, y en algunos casos antes incluso de que se produzca la propia cicatriz, como puede ser el caso de las operaciones quirúrgicas programadas con antelación. Además, siempre se debe acudir a un profesional sanitario que controle y supervise todo el tratamiento.
El sol, un gran enemigo
Es fundamental evitar la exposición al sol como parte del cuidado habitual, ya que su radiación puede agravar el estado de las cicatrices. Para ello se deben aplicar pantallas solares con un factor de protección 50 entre quince y treinta minutos antes de ponerse al sol, seguida de una nueva aplicación después de haber comenzado la exposición.
La hidratación, importante
Mantener la zona hidratada mediante cremas y vendajes que retengan la humedad, ya que en las cicatrices de cierta gravedad el agua se evapora con mucha mayor rapidez. Son muchos los productos que pueden ayudar a reestablecer esta 'barrera hídrica', desde aceites minerales y vaselinas hasta cera de abejas o aceites de plantas.
Los masajes, con cuidado
Los masajes adaptados al estado de inflamación de la cicatriz son otro de los tratamientos habituales, especialmente en caso de quemaduras. No obstante, debe ser aplicado con cuidado, ya que puede tener algún que otro efecto secundario; de hecho, está contraindicado si existe infección y en ningún caso debería resultar doloroso.
Vendajes para reducir la tensión
Las heridas en proceso de cicatrización se ven sometidas a tirones y presión debido al movimiento de la piel y los músculos. Para evitarlo, una técnica común es la de aplicar vendajes como las suturas adhesivas estériles. Este tipo de productos microporosos -como podría ser el clásico esparadrapo- permiten que el vapor de agua transpire, acortando así el periodo de maduración de la cicatriz.
Gel para evitar rojeces
El gel fluido de silicona es otra buena alternativa para las zonas más expuestas del cuerpo y para aquellas personas que busquen protección total, pues favorece el reblandecimiento de las cicatrices y reduce el enrojecimiento.
¿Y en los casos más complicados?
Tras la aplicación de estas medidas es siempre recomendable que el médico compruebe la evolución de la cicatriz pasadas de cuatro a seis semanas. Será él quien deba la valorar conveniencia de poner en marcha otros tratamientos adicionales como el uso de ungüentos y cremas medicinales, terapias físicas, prendas de presión, aplicación de silicona, inyectables o incluso el láser.
El quirófano, última opción
En determinados casos la cirugía puede ser un método de corrección estética, aunque por lo general debe recurrirse a ella sólo cuando la cicatriz haya madurado completamente. Existen diversas técnicas, como por ejemplo la 'escisión y corte primario', la dermoabrasión o la creación de una nueva superficie con injertos o sustitutos de la piel.
La estética del camuflaje
Las cicatrices de mayor gravedad pueden convertirse también en un problema cosmético para quien las padece, llegando incluso a condicionar la vida personal y social. En este sentido, existen técnicas sencillas de camuflaje que pueden adaptarse al día a día de la persona para disimular su apariencia, e incluso en algunos casos puede ser beneficioso el uso de tatuajes, como por ejemplo en la desaparición de cejas y pestañas o las cicatrices postoperatorias.
La psicoterapia, una gran ayuda
En determinados casos las cicatrices pueden llegar a interferir en la vida diaria del paciente, sus relaciones sociales o incluso su trabajo. Ello puede causar trastornos psicológicos que pueden ser tratados a través de psicoterapia, siempre teniendo en cuenta que esta opción es perfectamente compatible con otros tratamientos, como es el caso de las intervenciones quirúrgicas.
Según el presidente del Congreso de Heridas, Xavier Santos Heredero, "igual que cada tipo de cicatriz requiere unos cuidados específicos, cada persona es única y tiene sus propias preocupaciones y prioridades que deben llevarle a manejar bien estos consejos para su autocuidado. Por ello, es importante que el médico explique claramente al paciente los pros y los contras de cada tratamiento para que se familiarice y comprometa con él. Esto es básico para una pronta recuperación".