Estamos, no cabe duda, en una semana en la que la salud de la mujer es la auténtica protagonista, pues en estos siete días se conmemoran tres efemérides muy relacionadas con ellas: la menopausia, el cáncer de mama, y hoy, 20 de octubre, el Día Mundial de la Osteoporosis, una enfermedad de género, ya que afecta principalmente a las mujeres, y que se puede considerar grave, crónica, y progresiva, a la vez que silenciosa por la carencia de síntomas, y que sólo da la cara cuando se produce una fractura.
Sólo en España dos millones y medio de mujeres la padecen. Junto a la edad, la menopausia es otro factor desencadenante que puede acelerar esta patología. “Un dato que se revela aún más importante si se tiene en cuenta que la incidencia anual de fracturas óseas ocasionadas por osteoporosis se triplicará en los próximos 50 años a causa del envejecimiento de la población”, explica el doctor Rafael Sánchez Borrego, presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) y del Comité Organizador de las VI Jornadas Nacionales de Osteoporosis de la AEEM que se han celebrado recientemente en Madrid.
Dicha patología produce en España alrededor de 90.000 fracturas de cadera y 500.000 fracturas vertebrales cada año. Según el presidente de la AEEM, “el empeoramiento de la calidad de vida de las pacientes que padecen una fractura ósea por osteoporosis, así como la importante demanda de atención sanitaria y el considerable impacto socioeconómico que conlleva la enfermedad y que aumenta cada vez más debido al envejecimiento de la población, hacen necesario que la osteoporosis sea considerada como un problema sanitario de primer orden”.
¿A quién afecta?
Como antes decíamos, es una patología eminentemente femenina, y en concreto, es más prevalente entre los 50 y 65 años, ya que con la llegada de la menopausia tiene lugar una mayor pérdida de masa ósea en la mujer. De hecho, tras este periodo, la velocidad de pérdida de masa ósea habitual en las mujeres es de entre 1 y 2,5% de la masa ósea cada año. Así, una de cada dos mujeres mayores de 50 años puede sufrir una fractura ósea como consecuencia de la osteoporosis y una de cada tres con más de 80 años sufrirá una fractura de cadera. Según el doctor Sánchez Borrego, “este último tipo de fractura tiene un índice muy alto de mortalidad, de forma que el 24% de las personas que han padecido una fractura de cadera muere durante el año siguiente y sólo la mitad conserva la misma capacidad de marcha que antes. El resto deben ser ayudadas e internadas en centros de asistencia, lo que influye también en el entorno familiar y en el social”.
La prevención, clave
A este respecto, el doctor señala que “su prevención debe comenzar antes de que llegue la menopausia. Aunque, hay que insistir también en la detección de los factores de riesgo que predisponen a la osteoporosis”. Por ejemplo, ser mujer, tener un peso inferior a 56 kilogramos, el hecho de estar recibiendo tratamiento con corticoides, litio, antiepilépticos o anticoagulantes, así como registrar un fallo ovárico prematuro son algunos de los factores más significativos que indicarán, en última instancia, si la paciente tiene o no riesgo de fractura.
En cuanto a la prevención, ésta debe realizarse en cada mujer durante todas etapas de la vida. Para ello, también es muy importante el papel del ginecólogo. En este sentido, el doctor hace hincapié en que desde la niñez se deben introducir medidas preventivas, por ejemplo mediante una dieta rica en calcio y vitamina D. “Además, se deben vigilar los factores que aceleran la pérdida fisiológica de masa ósea, lo que se denomina prevención secundaria (hipoestronismos, menopausia, etc.); y, finalmente, es fundamental evitar fracturas en mujeres con importante disminución de masa ósea, previniendo las caídas y evitando situaciones de sobrecarga excesiva de columna o movimientos y ejercicios bruscos, que son la base de la prevención terciaria”.
En cualquier caso, el ginecólogo es el médico que asiste a la mujer desde antes de su nacimiento, por lo que tiene en sus manos la posibilidad de detectar y prevenir la enfermedad. “El ginecólogo está en posición de realizar controles, identificar a todas aquellas mujeres con osteoporosis establecida y, por supuesto utilizar aquellos tratamientos que, de forma individualizada, le reporten a cada mujer un beneficio en relación a la propia osteoporosis, así como a su calidad de vida y bienestar”, explica el doctor Sánchez Borrego.
Una sencilla prueba para diagnosticarla
Cuando la enfermedad es diagnosticada, junto con las medidas de prevención, se deben tener en cuenta la gran variedad de tratamientos farmacológicos, que, “en cualquier caso, deben ser prescritos por el médico de forma individualizada en cada mujer”, afirma el doctor Sánchez Borrego. “Para ello, los ginecólogos contamos con un gran abanico terapéutico entre el que seleccionar el tratamiento más adecuado para cada mujer”.
En cualquier caso, el presidente de la AEEM hace hincapié en la importancia de la detección precoz de la enfermedad, puesto que es fundamental empezar a tratarla cuanto antes: “El diagnóstico de la osteoporosis se lleva a cabo mediante la realización de una densitometría ósea, prueba sencilla y no dolorosa, que dura unos siete minutos y que aporta la configuración de la masa ósea de la paciente. No obstante, a pesar de la importancia de la detección precoz de la enfermedad, la densitometría ósea es una prueba que, debido a su coste y la escasez de aparatos, no está al alcance de todas las pacientes, por lo que los médicos deben hacer una selección de las mismas para realizársela. Todas las mujeres mayores de 65 años y las menores de esta edad pero con algún factor de riesgo deberían realizársela”.