Con la primavera ya superada, tal vez has olvidado ya los episodios de alergia. Pero, ojo, no hay que bajar la guardia. El verano equivale a tiempo de ocio, viajes, días de playa y comidas fuera de casa. Por este motivo, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) advierte del aumento de casos de reacciones cutáneas y de alergia a alimentos precisamente durante los meses de verano. ¿La razón? “En verano cambiamos nuestras costumbres, por ejemplo, prescindimos de calcetines y exponemos la piel de nuestros pies directamente al calzado; comemos con mayor frecuencia en restaurantes y descansamos en lugares donde abundan los insectos.. En algunos casos este tipo de acciones pueden repercutir de forma negativa en los pacientes alérgicos, por lo que es recomendable extremar las precauciones”, explica el doctor José Luis García Abujeta, coordinador del Comité de Alergia Cutánea de la SEAIC.
Ojo con los alimentos
Las alergias alimentarias pueden incrementarse en verano a causa de un "mayor descuido". Estas reacciones adversas se producen cuando el sistema inmune responde a un determinado alimento y produce una hipersensibilidad. El doctor aconseja a los alérgicos a alimentos “vigilar todos los productos que se ingieren leyendo detenidamente los ingredientes que los componen: leche o frutos secos en los helados, trozos de frutas como melón, kiwi y melocotón en postres y batidos; mariscos en pastas o ensaladas, etc.”
La piel, especialmente sensible
Por otro lado, la piel se vuelve especialmente sensible en esta época y tiene tendencia a agrietarse y a sufrir heridas. Los cosméticos, las cremas solares y algunos antiinflamatorios de uso tópico pueden provocar una reacción alérgica. “Existen alergias en la piel (eccemas) que precisan de la acción conjunta de las radiaciones solares para producirse. Entre las causas que las producen se encuentran algunas plantas (higueras, cítricos, etc.) o los filtros que tienen algunas cremas solares. En el caso de los medicamentos antiinflamatorios puede producirse tanto por la aplicación en la piel como por su ingesta”, añade el alergólogo.
Ácaros en las residencias de verano
En general, los ácaros, responsables de la alergia al polvo doméstico, se encuentran especialmente confortables cuando la temperatura es templada y la humedad relativa del ambiente es elevada. Por ello son muy abundantes en regiones costeras. También por esta causa la concentración de ácaros en las casas aumenta durante las épocas de cambio estacional (primavera y otoño), con lluvias y temperaturas suaves, y suelen disminuir durante el verano e invierno. “Aunque en verano la alergia a los ácaros es menos frecuente por las buenas condiciones climatológicas se deberá tener cuidado en los traslados a otros domicilios de verano y con la limpieza en las casas que llevan tiempo sin ser habitadas. Se recomienda hacerlo de manera anticipada a la llegada del paciente alérgico”, explica el doctor.
En lo relativo a las piscinas, la alergia al cloro es poco frecuente. “El cloro como producto desinfectante puede producir irritación en la piel y en las vías respiratorias cuando su concentración supera los límites recomendables. Para evitarlo los expertos efectúan minuciosas mediciones diarias. Actualmente se emplea bromo para piscinas, una alternativa con la que “sí se han diagnosticado casos de eccema en la piel por alergia al producto”, aclara el doctor García Abujeta.
Contacto con animales
Además, en ocasiones se viaja a lugares donde se entra en contacto con especies con las que normalmente no hay relación directa y que pueden provocar alergia. “Las alergias a animales más frecuentes son a los gatos o perros, pero también pueden producirse a ratones, cobayas, hámsters y caballos. Las proteínas del pelo, la saliva o la orina de mascotas domésticas pueden producir una reacción alérgica que ataca a los ojos y las vías respiratorias en forma de rinoconjuntivitis alérgica, y pueden dar lugar a síntomas asmáticos. También pueden causar dermatitis atópica o una urticaria”, indica este experto.
Por último, la prevención de reacciones graves por picaduras también adquiere mucha importancia en el caso de los pacientes alérgicos. “En España, alrededor de 800.000 personas son alérgicas al veneno de estos insectos. La tasa de mortalidad se estima en un 0,4 por millón de habitantes, lo que significa que entre 15 y 20 personas podrían morir cada año por esta causa”,señala el doctor García Abujeta.
Precaución con los tatuajes
Los tatuajes de henna se pueden realizar durante todo el año, pero es en verano cuando proliferan en zonas costeras personas que ofrecen este servicio. En realidad, la henna natural es enriquecida con un producto de fuerte concentración que permite fijar mejor el tatuaje. Es esta sustancia la que puede provocar algunos casos de dermatitis y alergia. La henna es un producto natural de color rojizo empleado en algunas culturas para realizar tatuajes y para teñir el pelo. Precisa de un secado que puede tardar varias horas. Para evitar esto y acelerar el secado en las zonas costeras y otros sitios se mezcla con una sustancia química de color negro, la parafenilendiamina, a altas concentraciones. Es un producto que produce eccemas muy intensos en la zona de aplicación y que tienen una difícil recuperación posterior, dejando muchas secuelas. Por eso debemos evitar este tipo de prácticas, sobre todo en los niños”, aclara el doctor García Abujeta.
En todos los casos…
Los pacientes que padecen algún tipo de alergia deberán viajar con la medicación recomendada por sus alergólogos. En ocasiones precisarán tratamientos preventivos y en otros “medicación de rescate” como antihistamínicos o broncodilatadores para solucionar los nuevos episodios que se pudieran presentar.