Glaucoma, un silencioso enemigo de tus ojos
Se celebra la semana mundial de esta enfermedad que afecta a 70 millones de personas en el mundo
Es la primera causa mundial de ceguera irreversible y afecta a más de 70 millones de personas en todo el mundo, de las cuales, aproximadamente la mitad no saben que la padecen, ya que en sus etapas iniciales, el glaucoma no provoca síntomas evidentes. Por este motivo se hace más necesaria una labor de concienciación y ese es el objetivo de la Semana Mundial del Glaucoma, que concluye mañana.
Más aún si tenemos en cuenta que se trata de una patología cuyo número de afectados aumenta, debido en gran medida a la mayor esperanza de vida de la población. Se da la paradoja de que vivimos más y, como consecuencia, son más las personas que desarrollan esta enfermedad. "El envejecimiento de la población está ocurriendo en todo el mundo y la prevalencia del glaucoma aumenta. El glaucoma es una enfermedad sin síntomas al principio, pero a medida que avanza, puede causar ceguera irreversible y afectar la capacidad de una persona para llevar a cabo las tareas cotidianas de una manera espectacular”, explica Clive Migdal, Presidente de la Sociedad Europea de Glaucoma.
Y es que las consecuencias para la salud son múltiples, pues el glaucoma también puede motivar un caminar más lento, caídas y provocar situaciones de conducción complicadas, que pueden llegar a disminuir el grado de libertad que los pacientes disfrutaban antes de padecer la enfermedad.
Diagnósticos tardíos
Otro de los principales problemas es la tardanza en el diagnóstico, debido precisamente a la ausencia de síntomas claros. “Con el 50% de los pacientes de glaucoma sin diagnosticar, debemos ser proactivos sobre la salud de nuestros ojos y a través de un examen ocular completo ayudar a un diagnóstico precoz para preservar nuestra visión en el futuro”, añade Migdal.
Pon tus ojos en el Glaucoma es el nombre de la campaña educativa que pretende concienciar sobre dicha patología, así como sobre la importancia de realizar periódicamente exámenes de la vista que incluyan la evaluación del nervio óptico y la medición de la presión ocular. Y es que, teniendo en cuenta que la pérdida de visión ocasionada por el glaucoma es permanente, éste debe ser diagnosticado y tratado adecuadamente lo más pronto posible.
Factores de riesgo
Una de las causas principales del glaucoma es la presión intraocular (PIO) elevada. Si la presión intraocular está alta existe mayor riesgo de glaucoma. Sin embargo, esto no quiere decir que la presión intraocular alta implique la aparición de un glaucoma, ni que todos los glaucomas se caractericen únicamente por una presión intraocular alta. En este sentido, debe haber daño en el nervio óptico para poder hablar de glaucoma.
De hecho, el 40 % del nervio óptico puede estar dañado sin que la pérdida de visión se haga notar. El glaucoma también puede darse en personas con una presión intraocular normal.
Eso sí, la presión intraocular elevada es el único factor de riesgo modificable en el glaucoma, pero hay otros muchos factores que pueden llevar al desarrollo de la enfermedad, como la edad (el riesgo aumenta con la edad, especialmente a partir de los 40 años) o la raza, con más prevalencia en descendientes de población africano-caribeña (glaucoma de ángulo abierto) y descendientes de asiáticos (glaucoma de ángulo cerrado)
Y es que hay que ponerse manos a la obra, pues los estudios ponen de manifiesto que en 2020, aproximadamente 80 millones de personas padecerán alguno de los dos tipos de glaucoma que existen: de ángulo cerrado (ACG) y de ángulo abierto (GPAA). El primero es el más común y como norma general, está asociado al aumento de la presión intraocular por una obstrucción en los canales de drenaje. El tratamiento se basa en disminuir la PIO, aunque ésta sea «normal», ya que resulta demasiado elevada para el ojo y contribuye al daño del nervio óptico. Mientras, en el glaucoma de ángulo cerrado, el líquido producido por el ojo no puede salir porque el ángulo donde se localizan los canales de drenaje se cierra, por lo que la PIO se eleva de forma brusca. Es de carácter más grave que el tipo anterior.
Visita a tu oftalmólogo
Las consultas rutinarias al especialista son vitales a la hora de detectar el glaucoma antes de que la enfermedad tenga graves consecuencias o sea irreversible.
Como parte de un examen completo, los oftalmólogos pueden realizar una serie de pruebas antes de determinar si una persona tiene o no glaucoma. Estas pruebas incluyen:
- Pruebas de agudeza visual: necesarias para medir la visión del ojo a diferentes distancias.
- Antecedentes familiares: Si una persona tiene glaucoma, sus familiares cercanos tienen al menos, cuatro veces más probabilidades de desarrollar esta enfermedad.
- Vista: Personas con un alto grado de miopía son más dadas a desarrollar glaucoma de ángulo abierto, mientras que personas con astigmatismo son más dadas a desarrollar glaucoma de ángulo cerrado.
- Diabetes: Personas con diabetes tienen mayor riesgo de desarrollar glaucoma.
- Pruebas de campo visual: medidas de la visión periférica; poca visión periférica es un signo de glaucoma.
- Fondo de ojo: la dilatación de la pupila permite el examen de la retina y el nervio óptico en profundidad.
- Tonometría: medida de la PIO.
¿Y una vez diagnosticado?
El tratamiento suele encaminarse a disminuir la presión ocular. Mantenerla bajo control consigue reducir la progresión del glaucoma. El tratamiento a base de gotas que disminuyen la presión intraocular es a menudo el primer y el más común de los tratamientos. Existen varios tipos de gotas, algunas tienen como fin reducir la producción del líquido del ojo, mientras que otras mejoran el drenaje. Las terapias como el láser o la cirugía convencional se utilizan también para ayudar a drenar el líquido del ojo.
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