Descansar un rato después de comer es una costumbre antigua muy sana que aporta enormes beneficios a nuestro organismo. Por esta razón, qué mejor que aprovechar las vacaciones de verano para adquirir este hábito tan saludable y no dejar de practicarlo el resto del año.
Miles de años después, la “hora sexta” (‘hora de la siesta’) de los romanos podría volver a ponerse de moda gracias a la ciencia. Según los resultados de diversas investigaciones, por ejemplo una publicada en la revista estadounidense Archives of Internal Medicine, la costumbre de echarse la siesta después de comer reduce la mortalidad coronaria en un tercio. Los resultados de esta investigación están avalados por otro estudio realizado por científicos griegos en el que se constata que la siesta puede ayudar a combatir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Otros beneficios que aporta la siesta son:
- Mejora la salud en general y la circulación sanguínea.
- Previene el agobio, la presión y el estrés.
- Favorece la memoria y los mecanismos de aprendizaje.
- Mejora el rendimiento por las tardes.
La siesta más recomendable es la que oscila entre los 10 minutos y la hora. Dormir más tiempo del aconsejado puede trastocar el reloj biológico natural y causar insomnio por la noche, además de alterar de forma negativa el estado de ánimo y el rendimiento.