Aproximadamente entre un 15 a un 20% de la población sufre migrañas, y es más frecuente en mujeres que en varones. Lo habitual es que aparezcan en la pubertad o en la tercera década de la vida. En la migraña con aura (o migraña clásica), la cefalea va precedida de síntomas que habitualmente se instauran en unos 5 a 20 minutos y duran menos de una hora.
Lo más frecuente es que el aura consista en alteraciones visuales. Una veces es borrosidad visual, manchas, como una nube, falta de visión en una parte del campo, escotomas o imágenes de zig-zag. Otras veces son trastornos sensitivos con hormigueos en la mano que se extienden desde los dedos al antebrazo de forma paulatina y luego en la mitad de la boca, afectando a labios, mejilla y media lengua. Menos frecuente es el trastorno del lenguaje o de pérdida de fuerza. Se trata, por lo tanto, de una sintomatología similar a la que aparece en los trastornos vasculares agudos de la corteza y tronco cerebral y por ello provoca tanta angustia y alarma entre los enfermos y sus familiares.
La cefalea tensional. Son ataques de dolor de cabeza de causa no conocida, habitualmente recurrentes, con unas características clínicas parcialmente diferentes de la migraña. Los mecanismos psíquicos son importantes en el origen del dolor. Los ataques de dolor de cabeza suelen ser en la nuca o frontales, bilaterales, con sensación de tensión o presión, como si se llevara un casco, pueden durar de 30 minutos a 7 días y no se acompañan habitualmente de náuseas ni vómitos. Es frecuente que aparezcan al despertar o que vayan apareciendo a lo largo del día, coincidiendo con la tensión del trabajo. No se preceden de áurea. Probablemente en alguna situación de tensión especial todos hemos sentido alguna vez este tipo de dolor.
¿Cuándo recurrir al médico en un dolor de cabeza?