El poder curativo de la lavanda
Esta planta tiene numerosas cualidades regenerantes y antisépticas
Desde los más remotos tiempos, la lavanda ha sido una planta muy apreciada en el Mediterráneo, donde su fragancia perfuma los campos y los hogares desde la época de los antiguos griegos. Actualmente, no sólo se disfruta de su olor, sino también de sus propiedades curativas, ya que ha demostrado tener numerosas cualidades regenerantes y antisépticas.
El aceite esencial de lavanda es, junto al del aceite del árbol del té, el único que puede aplicarse directamente sobre la piel. Se puede comprar en herbolarios y, para obtener todo su potencial, nada como seguir esta miniguía de uso.
Conciliar el sueño
El aroma de la lavanda tiene propiedades sedantes y relajantes. Un quemador puede ayudar a difundir su fragancia, al igual que aplicar unas gotas de su aceite sobre la almohada.
Calmar el eritema solar
Puede suceder incluso en invierno... ¿Se ha pasado con el sol? Pruebe a añadir diez gotas de aceite esencial de lavanda en el agua del baño, aunque no debe prolongar la inmersión durante más de seis minutos.
Aliviar el dolor de cabeza
Aplique una gota de aceite esencial de lavanda en cada sien (teniendo mucho cuidado de no acercarse al contorno de los ojos) y realice un pequeño masaje con el dedo corazón, con gestos suaves y circulares.
Mejorar la congestión nasal
En un bol lleno de agua muy caliente, vierta algunas gotas de aceite y realice unas inhalaciones, cerrando los ojos y respirando a través de la nariz.
Relajar la tensión
La lavanda tiene propiedades antiespasmódicas, que pueden contribuir a aliviar el dolor de cuello y la rigidez de la nuca. Para ello, no hay más que masajear tres o cuatro gotas de aceite esencial en la zona tensa, hasta sentir cómo se relaja.
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El aceite esencial de lavanda es, junto al del aceite del árbol del té, el único que puede aplicarse directamente sobre la piel. Se puede comprar en herbolarios y, para obtener todo su potencial, nada como seguir esta miniguía de uso.
El aroma de la lavanda tiene propiedades sedantes y relajantes. Un quemador puede ayudar a difundir su fragancia, al igual que aplicar unas gotas de su aceite sobre la almohada.
Puede suceder incluso en invierno... ¿Se ha pasado con el sol? Pruebe a añadir diez gotas de aceite esencial de lavanda en el agua del baño, aunque no debe prolongar la inmersión durante más de seis minutos.
Aplique una gota de aceite esencial de lavanda en cada sien (teniendo mucho cuidado de no acercarse al contorno de los ojos) y realice un pequeño masaje con el dedo corazón, con gestos suaves y circulares.
En un bol lleno de agua muy caliente, vierta algunas gotas de aceite y realice unas inhalaciones, cerrando los ojos y respirando a través de la nariz.
La lavanda tiene propiedades antiespasmódicas, que pueden contribuir a aliviar el dolor de cuello y la rigidez de la nuca. Para ello, no hay más que masajear tres o cuatro gotas de aceite esencial en la zona tensa, hasta sentir cómo se relaja.