Entorno. Si no se es muy cuidadoso, fumar genera suciedad y contaminación. Ceniceros sucios, olor a tabaco quemado, colillas... En fin, elementos que contaminan el entorno y que, en general, atentan contra el medio ambiente.
Economía. Fumar supone un gasto que, a la larga, es una carga para la economía. El desembolso diario que parece escaso es, a lo largo de un año, muy elevado. Calcule y decida.
Rechazo social. El hábito de fumar es una actividad que cada vez está peor considerada, pues afecta a la salud de la persona y de su entorno. Y, con la entrada en vigor de la nueva Ley, cada vez es más complicado encender un cigarrillo.
Futuro. La OMS (Organización Mundial de la Salud) avisa de que cada año mueren millones de personas como consecuencia directa del tabaco, cifra que va en aumento y refiere que, de cada dos fumadores que se iniciaron en edades tempranas y mantuvieron este hábito de por vida, uno de ellos morirá como consecuencia de ello.
Riesgos. El uso del cigarrillo o del mechero en espacios abiertos puede provocar incendios accidentales. Dormirse con el cigarrillo encendido ha dado lugar a muchos disgustos. Fumar conduciendo es un importante factor de riesgo de accidentes de tráfico. Además, el cigarrillo puede producir pequeñas quemaduras en la ropa, en elementos del hogar o a usted mismo y a otras personas.
Autoestima. Intentar dejar de fumar y conseguirlo elevará su autoestima. Aunque no es fácil, esta decisión le hará ver que, con voluntad y tesón, puede conseguir abandonar un hábito muy perjudicial. Cuando lo haga se sentirá mucho mejor, tolerará mejor el ejercicio y el esfuerzo, ya no toserá por las mañanas, mejorará su olfato y su gusto y habrá superado una dependencia de la que era esclavo.