Tener cuidado con las fechas de caducidad, lavarse las manos antes de manipular los alimentos y no dejarlos a temperatura ambiente, algunas de las recomendaciones básicas
Las altas temperaturas propias de los meses de verano hacen que la aparición de toxinas en los alimentos sea mucho más frecuente que en otras épocas del año, dando lugar a enfermedades como la salmonelosis. Una infección alimenticia de la que, desafortunadamente, no dejamos de oír hablar en los últimos días debido al brote surgido en varias comunidades españolas por la ingesta de un tipo de pollo envasado cuya salsa estaba intoxicada.
Y aunque resulta evidente que, de forma general, las empresas de alimentación y distribución tienen su parte de responsabilidad (este brote del que hablamos es un ejemplo claro), no hay que olvidar que el consumidor final también tiene en su mano la posibilidad de prevenir la aparición de la salmonelosis siguiendo una serie de consejos muy sencillos. Y es que muchas veces, la intoxicación viene dada por una incorrecta manipulación y conservación de los alimentos (especialmente de los huevos) una vez que éstos han sido adquiridos en los comercios.
Recomendaciones básicas
Lavarse las manos antes de manipular los alimentos.
Prestar mucha atención a las fechas de caducidad.
Procurar que los alimentos no permanezcan a temperatura ambiente.
Si se han de descongelar, será mejor hacerlo poco a poco en la nevera y no dejarlos fuera de ella.
No consumir huevos crudos y lavarlos antes de cocinarlos.
Fuera de casa rechazar helados, salsas o tortillas si advertimos una deficiente conservación.
Si se prepara mayonesa casera, consumirla de inmediato o, si no, optar por las envasadas, mucho más seguras.