Para muchos padres, la elección de un buen especialista médico que cuide la salud de sus hijos cobra una gran importancia. La obligación y el interés de un buen pediatra es la de proporcionar, con sus consejos y elementos disponibles a su alcance, una buena salud a los niños. Su máxima aspiración es ayudar a formar adultos sanos e inteligentes, pues así conseguirá aumentar las posibilidades de felicidad del individuo.
La relación con el pediatra debe estar basada en la confianza, pues no en vano es la persona que va a ocuparse del bienestar de los niños. Es el especialista que debe vigilar la salud de los niños hasta la pubertad. Por ello, desde el nacimiento debe controlar al niño para vigilar su desarrollo, la alimentación, el crecimiento e iniciar el calendario de vacunación. Durante los seis primeros meses debe realizar al menos una visita mensual y, a partir de entonces, como mínimo cada dos meses. Aunque los padres sean los responsables de los cuidados y de la educación de los hijos, deben estar asesorados por expertos. Por ello, acudir al pediatra regularmente beneficiará al niño en una buena alimentación, un control adecuado del desarrollo psicomotor y un seguimiento del calendario de vacunación.
Las características que un buen pediatra debería tener y demostrar en su trabajo serían: conocimientos, experiencia, interés, prudencia, disponibilidad, accesibilidad y cariño. Existen otros factores que pueden inducir a tomar la decisión, tales como la vecindad o cercanía, la relación familiar, el consejo de una amiga, la atención inicial del niño nada más nacer y muchos otros.