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La villa, que se alza en una parcela de 2.350 metros cuadrados, se compone de una planta inferior destinada a zona de día, y una planta superior, donde su ubican los dormitorios, destinada la zona de descanso. El mármol blanco pulido reviste todos los suelos, de manera que contribuye a ‘atrapar’ la brillante luz que caracteriza a la costa mediterránea.
© Estudio de interiorismo Laura Yerpes

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Lo primero que llama la atención al penetrar en el hall es la escalera, que se adorna con una preciosa barandilla de forja negra y madera de iroko.
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En el salón los sofás, colocados simétricamente, contribuyen a enmarcar un espacio presidido por un mueble a medida lacado en blanco, en el que adquiere especial protagonismo la chimenea de bioetanol.
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El comedor está presidido por una mesa de madera de bubinga de 2,60 metros donde encuentran acomodo hasta doce comensales. Volvernos a encontrarnos con un espacio armónico en el que destacan también dos enormes baldas de 10 centímetros de grosor con patas metálicas en forma de ‘U’ invertida.
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Impresionante cocina-office, en cuyo centro se levanta una gran isla rematada por una encimera de granito de color negro.
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En esta gran cocina destaca un pequeño y original rincón de estar con vistas al jardín y a la piscina, ideal para relajarse y disfrutar junto a uno de los puntos neurálgicos de cualquier vivienda.
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Los electrodomésticos son integrados o bien vistos, en acero, a juego con el resto de los elementos metálicos.
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En los dormitorios volvemos a encontrarnos con una propuesta sobria y elegante, con el blanco y el negro como tonos protagonistas, y un estudiado efecto cromático y visual al que contribuyen los textiles.
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Cuartos de baño muy amplios y con un sentido de la decoración interior donde prima el efecto relajante que proporciona la elección de la paleta cromática y los propios materiales de revestimiento.
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La elección de los papeles, de texturas suaves, los textiles en coordinación con la paleta cromática elegida contribuyen a dar una personalidad diferente a cada espacio sin perder por ello ni un ápice la elegancia y armonía que impera en toda la villa.
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En el cuarto de baño juega también un papel importante la luz, que entra a raudales por sus enormes ventanales.
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En este caso se ha optado por una propuesta decorativa en la que priman los tonos azules y turquesa, queaportan un aire más fresco y mediterráneo.
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Otra vista de los cuartos de baño, en esta ocasión los tonos blancos, turquesa y la madera contribuyen a aportar ese ambiente más fresco y mediterráneo.
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