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Si la exclusividad fuese medible, el complejo La Zagaleta (Marbella) ocuparía uno de nuestros primeros lugares de la lista. El refugio –porque eso es lo que realmente es– más lujoso de Europa, ideado por Enrique Pérez Flores, ofrece un entorno único, con un club hípico, dos campos de golf, 120 profesionales a su servicio, y, quizás esto es lo más importante, la discreción que sus habitantes precisan en sus vidas. En La Zagaleta reina la ley del silencio. Más de 230 viviendas (aunque se planteó para 420) con superficies de entre 3.000 y 10.000 metros cuadrados, valoradas entre 5 y 25 millones de euros. Las cifras impresionan, del mismo modo que sus ilustres moradores, a los que no encontrarás en las páginas de nuestra revista (¿o sí?). Empresarios y personalidades de prestigio procedentes de muy diversos ámbitos, aunque sus nombres no suelen hacerse públicos, porque lo que ocurre en La Zagaleta se queda aquí.
Un refugio en la montaña valorado en 14 millones de euros
Villa Arcadio es una de estas 230 viviendas. Diseñada por el estudio Maíz y Díaz Arquitectos, se caracteriza, principalmente, por el predominio de las líneas rectas, la fuerte conexión entre interior y exterior y la adaptación a un entorno natural nada sencillo.
Una imagen contemporánea y sobria
Los arquitectos explican que uno de los grandes retos ha sido “integrar la vivienda en la naturaleza casi virgen de la urbanización La Zagaleta, respetando al máximo su entorno natural y dotándola de privacidad, con respecto a las viviendas de kilómetros alrededor”. La elección de las calidades y los diferentes acabados han jugado un papel esencial en este aspecto. El revestimiento exterior de la fachada consiste en una disposición de diversos paneles de zinc sobre un enfoscado de mortero de cemento con pintura impermeabilizante. Paneles que se van interrumpiendo de una forma rítmica y simétrica para dejar paso a la perfilería Kawneer que conecta el exterior con el interior, a través de sus soluciones de cerramientos.
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Tres plantas, 1.000 m2 interiores y 2.800 m2 exteriores
Por la primera planta se accede –después de atravesar una zona de estanque y jardines– a la entrada principal, orientada esencialmente al oeste. Una vez dentro, y ya desde el hall principal de doble altura, la conexión visual con el área de jardín delantero es absoluta. Miguel Maíz y Jesús Díaz, responsables del proyecto, han conseguido, así, una sensación genuina de libertad, pareciendo estar, en todo momento, en las zonas al aire libre de la villa. “Éste –comenta Maíz– ha sido uno de los grandes objetivos. Hemos buscado una permeabilidad máxima de toda su arquitectura, diluir las fronteras entre interior-exterior y garantizar, además, la climatización e insonorización necesaria de la misma”. Aquí es dónde la elección de la carpintería exterior se hace aún más importante si cabe. Con ese objetivo, Maíz y Díaz han dado forma a una construcción que se estructura a través de diferentes módulos cúbicos, que albergan las estancias de la casa y que se superponen en diferentes ejes, para potenciar lo más posible los vuelos de la fachada.
Estancias conectadas
El hall principal, además, sirve de conexión con las zonas de cocina y office, comedor, zona de salón, aseo de invitados y los dormitorios del oeste y norte. Todas estas estancias quedan conectadas entre sí, sin apenas trabajo de tabiquería. Desde la cocina se puede acceder también al porche exterior del oeste. La zona del salón, a doble altura, cuenta con una pérgola delantera exterior y en paralelo a la misma nace una galería que da paso a una primera área nocturna con dos dormitorios dobles en suite. Uno de ellos cuenta asimismo con un acceso directo desde el exterior por la zona del patio de llegada. En la planta alta quedan distribuidas las estancias más privadas. De nuevo, encontramos dos dormitorios dobles con baños en suite, así como el dormitorio principal también con baño, un gran vestidor de llegada y terraza orientada hacia el oeste, a los que se accede a través de la gran galería que da a la doble altura del salón y del hall. En este nivel la vivienda cuenta, además, con una estancia destinada a la zona de despacho.
En el sótano se distinguen dos zonas: una de servicio y otra de uso general. Así, en la zona de servicio, la vivienda dispone de una zona de juegos, con áreas de almacenaje y baño, y de despensa y lavandería. Mientras que en el otro área, se ubica una bodega, el aseo de invitados y el acceso a la zona de cine en casa. En esta altura, la vivienda cuenta también con un gimnasio, un SPA y una piscina climatizada, así como un trastero.
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