Guía para utilizar el color en la decoración de tu casa
Ponemos color (o no) a las estancias para esculpir formas, dar volumen y, en el fondo, reflejar nuestro estado de ánimo. ¿Cuál es tu tonalidad esta temporada?
Para los que temen arriesgar y ven la vida en neutro; para los atrevidos, aunque sólo sea en los detalles; para los que necesitan una casa que vaya con su nuevo estilo; para los que necesiten un subidón de energía… Hay un tono para cada persona, estado de ánimo o tipo de espacio. El secreto está en encontrar el tuyo o el de tu vivienda. Hemos preparado un cursillo rápido, con todo lo que has de tener en cuenta, y las últimas tendencias.
Neutros: un amor correspondido
Son aquellos colores a los que se les puede aplicar otros más fuertes y dar rienda suelta a la imaginación. No son egoístas y ceden todo el protagonismo, para que destaquen los muebles, los objetos y las telas. Desde el blanco (qué haríamos sin él) hasta el carbón o el chocolate (sí, sí estos también son neutros) pasando por el piedra o el convencional crema. Al combinarlos entre sí, especialmente los más cálidos (ostra, piedra o arena) obtendrás un resultado sofisticado y lleno de glamour.
Este lienzo neutro nos permite jugar con la creatividad y arriesgarnos con estampados y motivos. Los tonos claros amplían los metros, expanden la luz y resultan visualmente ‘limpios’ e higiénicos. Los más intensos son cálidos y llenos de fuerza visual. Aunque lógicamente estos tonos oscuros son más recomendables para espacios de grandes dimensiones, lo primero que debes preguntarte es el uso de esa estancia: “así, si sueles utilizarla para relajarte por las noches. Verás como pintarla de un tono neutro oscuro y añadir una iluminación tenue creará un ambiente evocador e intenso”, puntualizan desde Bruguer (bruguer.es).
Todo al blanco
Sigue siendo el ‘as en la manga’ de cualquier estilo decorativo y, a pesar de lo que pueda parecer, no es un color frío siempre que “se juegue con las texturas y los materiales. Unas paredes blancas dejan de ser frías si las añades un pavimento de mármol, carpintería y unas cornisas blancas. Así, a través de la mezcla se logra imprimir calidez”, aconsejan desde Ramisa Projects & Fun (ramisaprojects.com).
Actualmente se busca una sintonía y concordancia entre todas las estancias de la casa. Y en esta búsqueda el blanco es, sin duda, una apuesta segura: aporta sensación de bienestar e inunda de luminosidad todos los rincones. Perfecto en decoraciones clásicas, triunfa también en las más actuales y ha encontrado en el nórdico un aliado. “En la decoración escandinava el mobiliario juega un papel transcendental. Para crear calidez y resaltar la tranquilidad el ambiente, añade accesorios con textura, como una luz colgante, y apuesta por la madera en todas sus formas”, recomiendan desde Bruguer.
Las posibilidades de los tonos oscuros
Visualmente impactantes, la luz y los metros son dos de los requisitos que necesitan para triunfar y lucir como deben. Por este motivo, resérvalos para estancias de grandes dimensiones, luminosas y, preferiblemente, orientadas al sur. Los tonos oscuros aportan viveza e intensidad a los espacios. Además, poseen la capacidad de imprimir personalidad y carácter. Por eso, si no quieres renunciar a ellos ni siquiera en las habitaciones más pequeñas, pinta una pared o introduce una pieza clave (un sofá, por ejemplo) en este tono. El resultado resulta tremendamente evocador y especial.
La inspiración se pinta de…
Verde, naranja, azul y amarillo. Y, si seguimos la máxima del arquitecto Karim Rashid también de rosa (el nuevo negro según el diseñador). Realmente son todos los colores que despiertan emociones, transmiten algo y son capaces dotar de vida hasta al espacio más anodino y gris. El verde, pura relajación, se vincula siempre con el equilibrio y la armonía; el azul, con efecto sedante y refrescante, ayuda a la introspección y a la concentración; el naranja y el amarillo son la energía y el positivismo hecho color. Ideales en pequeñas dosis, son aliados perfectos de accesorios y telas.
Tremendamente ligados a las emociones, las tonalidades adquieren distintas caras y posibilidades, además, como apuntan desde Bruguer “el color no es una ciencia exacta, puesto que dependiendo de su intensidad se convierte en un tono frío o cálido, modificándose, así, su origen”.