Cualquiera que sepa un poco de decoración y disfrute viendo revistas y blogs de tendencias decorativas tiene claro que cada Navidad las tendencias cambian. No son grandes transformaciones, no te preocupes. Es probable que buena parte de lo que tienes en casa de años anteriores te sirva para decorar el árbol este año. Pero tendrás que introducir pequeños cambios al menos cada dos ó tres años.
Y es que aquello del árbol verde con las bolas rojas ha quedado para los más convencionales. Es una opción, es evidente —y siempre adecuada— pero también lo son otras muchas que cada año surgen con mejor o peor aceptación. Este año, también. Hemos echado un vistazo para comprobarlo. Pero además le hemos preguntado a Esther Sánchez Lastra para que nos cuente qué ha visto ella. Y qué nos recomienda.
Sorprendentemente —o no— lo primero que nos aconseja es, sencillamente, “buscar un sitio en el sofá, una manta y unas palomitas, y disponte a ver Las amistades peligrosas del director británico Stephen Frears. Esa será la mejor manera de entender una de las tendencias más novedosas que tendremos en decoración esta Navidad, una tendencia muy afrancesada, sensual y romántica, un tributo a la feminidad”.
El siguiente paso para decorar la el árbol es trasladar a tu hogar “los colores pastel de los ceñidos vestidos de Madame de Tourvel, los tonos apomazados, el color maquillaje, el verde agua, tonos perla, dorados en pequeñas dosis y siempre un oro suave, oro blanco, rosa. Son esos blancos mates y esa escasez de brillo la que se traslada a nuestras casas, a los centros de mesa, a los adornos del árbol”, comenta la interiorista. Vamos, que la delicadeza y el romanticismo se hacen fuertes esta Navidad en bolas perladas, pétalos de rosa, algodones y ricos tejidos de terciopelo.
Claro que no a todas nuestras lectoras tienen por qué gustarles este estilo. Sánchez Lastra nos recomienda otro, que cuenta con algo más de tradición: “Si lo que te gusta es perderte por el bosque, los tonos verdes, las aves, la mejor opción será apostar una tendencia mucho más botánica, basada en el plumaje de los pavos reales y en la vegetación”.
Hay que transportar “el invernadero a nuestro hogar, los colores otoñales, la gama de verdes, los helechos, los abetos, los brezos…. Usar el verde botella y el azul del plumaje de los pavos reales, borgoñas y rosas para aportar calidez y restar la acidez de los verdes y conseguir así un punto tornasolado”.
Y para aportar brillo recurrimos “al cristal, maceteros trasparentes con vegetación en su interior, lágrimas que cuelgan de cualquier rincón, jarrones con formas orgánicas. Toda esta tendencia se verá reflejada en el uso de las plumas para adornar nuestros hogares, colgantes de vidrio que nos recuerdan el plumaje de las aves”.
Para los más convencionales, para los que la Navidad es calentarse al fuego de una chimenea y ver la nieve desde la ventana, la interiorista nos recomienda “una decoración bicolor basada en el blanco de la nieve, y el escarlata de las bayas del acebo: piñas, snowflakes, guirnaldas de pino, ramas heladas…”. En definitiva, un look para el hogar que nos recuerde la tradición escandinava…
Otra de las tendencias que hemos visto en diferentes firmas tiene que ver con la alegría de la Navidad. Y esos pequeños bajitos que son quienes más lo disfrutan. Y es que este año, muchas tiendas de decoración se han abarrotado de intensos alegres colores para bolas y adornos en los que el juego parece ser el protagonista absoluto. En efecto, esta idea se basa en una clave fundamental: decir adiós a la monocromía. Y saludar con auténtico entusiasmo la policromía que solemos asociar con los niños: verdes, rojos, azules, amarillos y rosas intensos conviven ‘a las mil maravillas’ con el verde del abeto navideño.
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