Ayer, te mostrábamos en esta misma sección una vivienda en la que la decoradora Judith Farran, de Home Deco, había implantado un estilo romántico, aunque con claros toques de inspiración industrial. Y es que ese estilo, el romántico, no deja de estar de absoluta actualidad. En efecto, era tendencia hace unos años. Y es tendencia ahora. Seamos sinceros, es muy difícil escapar al encanto de este tipo de decoración.
Claro que quizás no tengas claro a qué nos referimos con exactitud. O quizás no sepas cómo conseguir darle a un rincón de tu hogar, o a una estancia completa, ese toque romántico al que nos referimos y que conseguirá que sea absolutamente personal.
Eso sí, has de saber que, aunque quizás no tenga muy buena prensa, nos referimos, lógicamente al estilo más puro, sin mezclar con otros estilos decorativos, sin duda crea ambientes capaces de transmitir calma y serenidad. Así que olvida eso de que es un estilo cursi y cándido.
Para empezar, ten en cuenta que sí, uno de sus pilares es la utilización del color rosa, esencial en cualquier ambiente que se precie de ser romántico. Aunque se puede combinar con cualquier otro color pastel y el resultado es igualmente delicioso. Y, desde luego, con blancos y beiges. En cualquier caso, puedes pintar la pared del dormitorio de un rosa muy claro. O de blanco y apostar por el rosa en los accesorios: los cojines, la ropa de cama, algún cuadrito o detalle como un marco o una lámpara…
Desde luego, una opción muy romántica tiene que ver con los papeles pintados. En la pared del cabecero, por ejemplo, un papel de flores o cuadros vichy en rojo o rosa es perfecto. Pero también en la entrada de la casa. Eso sí, las flores han de ser pequeñitas, delicadas. Y todo el conjunto ha de ir acompañado de muebles adhoc. ¿Un ejemplo? Una consola de forja en tonos claros y de aspecto envejecido. O un perchero de madera lacada en color blanco... o rosa, ¿Por qué no?
Los salones tampoco tienen por qué huir del influjo romántico. Si es lo que quieres, prepara un salón bajo esta inspiración. Pero ten más cuidado con abusar. Recuerda que es un lugar donde pasas mucho tiempo y te puedes cansar más fácilmente.
Simplemente, elije de nuevo colores muy suaves para las paredes —el azul puede ser una apuesta—, coloca algún zócalo en una de las paredes —de madera blanca es una buena opción—, y trata de recuperar —o crear— ornamentos de escayola, de los que caigan lámparas de aspecto un tanto barroco. Por ejemplo con varios brazos y mini pantallas de seda. Si de ellas además cuelgan abalorios, mejor que mejor.
Este estilo queda perfecto en salones amplios, de techos altos, de esos en los que se ambientaban las novelas de Jane Austen. Con ricos cortinajes y sofás tapizados en telas como el terciopelo. Si cuentas con una chimenea, el resultado será sencillamente, perfecto. Pero no te preocupes, porque no es condición sine qua non.
Simplemente, si tu casa es normal y no cuenta con techos altos, ni artesonados, ni chimeneas, tendrás que apostar más por los pequeños detalles. Esto es, velas aromáticas —incluso candelabros— en las mesas auxiliares; delicadas mariposas en estampados, cuadros que colgarás en las paredes o marcos de fotos; y encajes y puntillas en cortinas, estores o cojines.
Terminamos con una recomendación esencial: las flores naturales. Pueden ser silvestres, con mucho verde y mucho blanco. Pero también rosas, petunias, margaritas… Para colocarlas emplea recipientes que no desentonen, que sean de idéntica inspiración, sencillamente, bonitos. Y no olvides tampoco los centros de mesa.