De local comercial a espectacular loft o cómo transformar un espacio industrial en una sorprendente vivienda
Daniel Pérez y Felipe Araujo, componentes del estudio Egue y Seta, son los responsables de la sorprendente y divertida transformación de este local comercial de 200 metros en el centro de Terrasa
Nada más ver este proyecto nos resultó realmente singular. Y por eso hemos querido mostrártelo. Se trata de un local comercial de 200 metros cuadrados situado en la localidad catalana de Terrasa que, tras pasar por las manos del estudio Egue y Seta —o, lo que es lo mismo, Daniel Pérez y Felipe Araújo—, se ha convertido en un loft, una amplia y luminosa vivienda.
El reto no era fácil, pero Egue y Seta recurrieron a los muros ciegos y las transparencias como separadores blandos y sensuales para conseguirlo. Y demostraron que con apenas 10 metros lineales de pared es posible articular las estancias más íntimas con los más sociales en una casa de casi 200m2.
Al espacio se accede a través de una puerta doble de madera maciza de iroco barnizada, con herrajes en hierro forjados en los talleres del dueño de la vivienda. Nada más entrar, sorprende una “pecera” sin peces, pero abarrotada de vegetación: arbustos de diferente altura sobre un lecho de corteza de pino bañados por una cascada de luz que emana de una falsa claraboya. La casa, sencillamente, rodea este jardín.
A la izquierda, excavado en los cimientos del edificio, encontramos el salón, en el que destaca un elegante sofá en forma de U, empotrado y tapizado en terciopelo color cemento. Sobre él una ecléctica pero sutil mezcla de cojines de diseño: tejidos a mano por la abuela, comprados en tiendas de segunda mano, o en portales de decoración on-line.
Al otro lado se sitúan la zona de comedor y la cocina separados del salón con un pequeño desnivel. Una espectacular mesa mesa Bedrock Plank A de la casa Riba 1920 rodeada de las atemporales sillas Eames sin brazos invitan a sentarse al comensal. Todo en colores gris marengo y hormigón, al que apoyan los techos de vigas metálicas vistas.
La cocina técnica e industrial ofrece una imagen limpia y sofisticada gracias a las grandes superficies verticales de acero inoxidable. Para aportar la calidez, se ha contrarrestado con encimeras de madera tratada. El resultado es limpio pero muy acogedor.
La zona ‘íntima’ de la casa se compone de una habitación y un espectacular baño. El cabecero de la cama destaca por su diseño fabricado a medida en roble natural y rejilla de alcantarillado. Es a la vez canapé, mesa de noche, cabecero iluminado, tabique divisorio y armario zapatero en su cara posterior. Tras él, un vestidor de líneas puras fabricado en laminado gris. A un lado de la cama, un sofá de dos plazas tipo Chesterfield de piel color tabaco de Francisco Segarra.
En cuanto al cuarto de baño, se distribuye de forma simétrica para ofrecer dos inodoros, y dos zonas de tocador independientes, separados por un amplísimo plato de ducha. Sobre él llueve un rociador enrasado a nivel de techo de gran dimensión.
Más información:
www.egueyseta.com
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El reto no era fácil, pero Egue y Seta recurrieron a los muros ciegos y las transparencias como separadores blandos y sensuales para conseguirlo. Y demostraron que con apenas 10 metros lineales de pared es posible articular las estancias más íntimas con los más sociales en una casa de casi 200m2.
Al espacio se accede a través de una puerta doble de madera maciza de iroco barnizada, con herrajes en hierro forjados en los talleres del dueño de la vivienda. Nada más entrar, sorprende una “pecera” sin peces, pero abarrotada de vegetación: arbustos de diferente altura sobre un lecho de corteza de pino bañados por una cascada de luz que emana de una falsa claraboya. La casa, sencillamente, rodea este jardín.
A la izquierda, excavado en los cimientos del edificio, encontramos el salón, en el que destaca un elegante sofá en forma de U, empotrado y tapizado en terciopelo color cemento. Sobre él una ecléctica pero sutil mezcla de cojines de diseño: tejidos a mano por la abuela, comprados en tiendas de segunda mano, o en portales de decoración on-line.
Al otro lado se sitúan la zona de comedor y la cocina separados del salón con un pequeño desnivel. Una espectacular mesa mesa Bedrock Plank A de la casa Riba 1920 rodeada de las atemporales sillas Eames sin brazos invitan a sentarse al comensal. Todo en colores gris marengo y hormigón, al que apoyan los techos de vigas metálicas vistas.
La cocina técnica e industrial ofrece una imagen limpia y sofisticada gracias a las grandes superficies verticales de acero inoxidable. Para aportar la calidez, se ha contrarrestado con encimeras de madera tratada. El resultado es limpio pero muy acogedor.
La zona ‘íntima’ de la casa se compone de una habitación y un espectacular baño. El cabecero de la cama destaca por su diseño fabricado a medida en roble natural y rejilla de alcantarillado. Es a la vez canapé, mesa de noche, cabecero iluminado, tabique divisorio y armario zapatero en su cara posterior. Tras él, un vestidor de líneas puras fabricado en laminado gris. A un lado de la cama, un sofá de dos plazas tipo Chesterfield de piel color tabaco de Francisco Segarra.
En cuanto al cuarto de baño, se distribuye de forma simétrica para ofrecer dos inodoros, y dos zonas de tocador independientes, separados por un amplísimo plato de ducha. Sobre él llueve un rociador enrasado a nivel de techo de gran dimensión.
Más información:
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