Cuando acometemos la decoración de una casa, de un espacio o un dormitorio, una de las primeras cuestiones que nos tenemos que plantear es qué colores queremos que primen. Y no es pregunta baladí porque en gran medida esos tonos van a marcar el resto de la decoración de esa estancia.
Pero también de la sensación que vayamos a tener de ese momento en adelante cada vez que entremos en ese lugar. Porque los colores tienen un poder emocional muy fuerte y son capaces de producir sensaciones calmantes o energizantes.
Una de las apuestas más seguras a la hora de seleccionar colores para decorar es apostar por los neutros. Si ojeamos catálogos o revistas de decoración, son estos los tonos que con más frecuencia mandan. Y los que más nos gustan. Diana Quesada, de Três Studio, tiene claro que decorar con estos colores supone una buena serie de ventajas. Y nos las ha querido contar.
Para empezar, se consigue eso tan ansiado por muchos que es una “decoración atemporal que no cansa y que no pasa de moda”. Vamos, todo un invento que resulta de lo más rentable —podemos permitirnos el lujo de gastar más en cada pieza—, porque no tienes que estar cambiando de cojines o sofá cada cuatro ó cinco años.
Claro que lo primero que debemos saber es a qué nos referimos cuando hablamos de colores neutros: “tierra, grises, beige o blancos; tonos que crean una base sosegada en la que se pueden introducir pinceladas de colores o estampados más vibrantes dando lugar a ambientes equilibrados”.
Un buen ejemplo lo dan, como sucede a menudo, los textiles, que convierten “cualquier rincón en un ambiente cálido y acogedor”. Pero también es un acierto utilizar estos tonos en el mobiliario, comenta Diana, “con muebles de madera que aportan el encanto de lo natural tan apetecible en los meses más fríos”. Todo un acierto para conseguir un hogar acogedor.
Has de tener en cuenta que no todos los neutros consiguen el mismo efecto. Si te tiran los claros y el blanco, “será una estancia elegante, luminosa y perfecta para el descanso”. Vamos que es la apuesta más segura para los dormitorios, sobre todo el principal.
“Sin embargo, una estancia decorada en tonos neutros oscuros, conseguirá transmitir más personalidad y contraste. Y al mismo tiempo resultará sofisticada y atemporal”. En definitiva, es la opción más adecuada para la zonas comunes de la casa: el salón, el vestíbulo el comedor...
Sin duda, colores más arriesgado dotan a los espacios de carácter y son perfectos para no pasar desapercibidos. Pero ante la menor duda, siempre es preferible pasarse de convencional que no arriesgarse demasiado y tener que cambiar de muebles, textiles o incluso colores de pared antes de tiempo.